El nacimiento de la Iglesia

La venida del Espíritu Santo en la fiesta de Pentecostés señala el nacimiento de la Iglesia cristiana. El “cuerpo de Cristo” no nació con armas ni burocracia; solo con el Espíritu Santo. En “Hechos de los apóstoles”, Lucas relata este evento histórico de un modo breve, pero vívido. Revela, en apenas cuatro versículos, el ruido repentino semejante a un viento recio; la aparición de algo parecido a llamas de fuego asentándose sobre cada persona; y en seguida, la verdad esencial, “y todos fueron llenos del Espíritu Santo”.

Los apóstoles, fortalecidos por el poder del Espíritu, emprendieron la urgente proclamación del incuestionable suceso de la resurrección de Cristo. Hablaban en lenguas con la finalidad de testificar a los más de quince grupos diversos congregados allí con motivo de la celebración anual, e insistían en que este Jesús a quien ellos habían crucificado, Dios le hizo Señor y Cristo. Solo en él, pues, se encontraban la salvación y el perdón de pecados (Hechos 2:1-13).