FIGURAS DE ESTE MUNDO

El espíritu de verdad

Propiamente hablando, el apóstol Juan establece la diferencia entre el Espíritu de verdad y el espíritu de error. Todo el que niega la humanidad real de Jesucristo tiene espíritu de engaño, así como los que niegan su deidad. “En esto conoced el Espíritu de Dios -indica el apóstol Juan-. Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de DiosÖ” (1 Juan 4:2,3)”. La verdad es que Dios se hizo hombre, de carne y hueso, en la persona de Cristo. Él lloró, sufrió cansancio, hambre y sed, y, sobre todo, derramó su sangre en la cruz del Calvario. Su muerte fue verdadera muerte. Si solo hubiera sido Hijo de Dios, no habría podido morir. Afirmar que Jesús no vino en carne mina, pues, el valor redentor de su sacrificio, porque, en este caso, Cristo-Dios no pudo morir. Pero, afortunadamente, somos salvados y santificados “mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”.

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