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EN RELEVO

Déjenlo candidatearse... Por favor

Cuando consideró que la inclusión de las primarias abiertas en la Ley de Partidos era una treta reeleccionista, Leonel Fernandez impidió que el Comité Político del PLD conociera esa legislación y orientara al cuerpo congresional del partido como era costumbre y mandato estatutario. Sabiéndose en minoría orgánica, canalizó su oposición colocando la fuerza congresional que le seguía al margen de la institucionalidad del partido que entonces presidia. Al final la reforma electoral se aprobó, pero ese episodio supuso el inicio definitivo del cisma que hoy vive el peledeismo.

Más adelante entendió que debía impedir por todos los medios que se presentara una ley proponiendo una reforma constitucional que habilitara al Presidente Medina para este o futuros procesos electorales, y para tales fines organizó y encabezó turbas que asediaron por semanas el Congreso Nacional e impidieron el normal desenvolvimiento del primer poder del Estado.

En el momento que Danilo anunció al país que no intentaría modificar la Constitución para buscar una nueva repostulación, se creyó con la candidatura y la presidencia “en el bolsillo chiquito del pantalón” . Pero subestimó al adversario, y la “fuerza del pueblo” cayó derrotada ante la fuerza del danilismo.

Perdió las primarias y denunció fraude, sin presentar una sola prueba que avalara sus estrambóticas denuncias con más vaivenes que un guion de culebrón mexicano. Primero fueron unos rusos, luego un algoritmo que nadie explicó, más tarde la transmisión que las prestadoras de servicio desmintieron, y después que le contaron los votos y anunciaron auditorías, dijo que ni una ni la otra, que llamen a la Embajada y busquen a un indio en Punta Cana.

Tras la pauta marcada con sus huecas denuncias, sicarios morales intentaron dañar la integridad y la hoja de vida de Julio César Castaños y los demás miembros de la Junta, para después pretender limpiar toda esa porquería como si no fuera el jefe de esa gavilla rabiosa.

Son acciones que demuestran sin espacio a equívocos que el señor Fernández no tiene límites en su intención de presentarse en las elecciones del año próximo y buscar por cuarta vez a la Presidencia de la República.

Hasta abandonó su partido y se agenció una franquicia -que renombró de forma que produce un acrónimo que combina su nombre con su obstinada ambición- que ya lo nominó junto a otros famélicos partiditos.

Si ha recorrido todo este trayecto y ha estado dispuesto a tanto sin que le importen las consecuencias. Si no se ha detenido ni ante la afectación de la estabilidad económica y política y la paz social.

¿Qué no sería capaz de hacer si la Junta o las Altas Cortes osan aplicar la normativa legal y constitucional a quien se creer por encima del orden, las leyes y hasta del bien y del mal...?

Con los lazos que mantiene con el chavismo y la izquierda burra latinoamericana que aguijonea para desestabilizar la región. ¡Mejor ni pensarlo!

Así que olvídense de la proscripción del transfuguismo contenida en esas leyes que “no le aplican”. Y por bien del país, su estabilidad y su tranquilidad, acepten su candidatura... Por favor.

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