ORLANDO DICE

Nueva versión de la película

En Hollywood, cuando se agota la creatividad, se hace un remake: una nueva versión de una película vieja. La misma historia e iguales personajes.

En política ocurre otro tanto. A falta de temas nuevos, se repiten los antiguos. Los recursos del Estado, por ejemplo. Una denuncia de primera mano.

Los recursos del Estado acaban de tener la derrota más grande en la época republicana. No los dejaron ni siquiera meterse la mano en los bolsillos y menos enseñar dinero.

Se puede decir que a la reelección le mataron el gallo en la funda, y no fue por principio ni consenso a la inversa, sino porque los recursos del Estado no lograron magia.

Un caso singular, pues estaban supuestos a ser generoso en demasía. La fábula se esmeró e hizo un cuento grandioso, pero sin moraleja.

Anunció un paquete imposible, pero tentador. 70 millones de pesos para cada participante, un carro de lujo de último modelo, una camioneta de doble cabina y un apartamento en torre.

El único riesgo era perder la visa norteamericana y que colocaran su imagen y nombre en un paredón en los frentes del Palacio del Congreso.

Pues mire usted que no se dio.

Con un fracaso tan contundente ¿cómo pueden los recursos del Estado volver sobre la marcha e imponer a Gonzalo Castillo en las primarias del PLD?

El resultado tendrá que ser el mismo. ¿Por qué ahora sí y antes no, si la causa anterior se suponía superior? ¿Estuvo en juego un nuevo mandato para el actual presidente?

Leonel Fernández olvida, pues la experiencia conocida es que los recursos del Estado no impiden su ascenso al poder, como pudo demostrar en el 2004 al ganar contra quien entonces era presidente de la República.

Una pregunta que nadie hace, y que vale como cualquiera otra: ¿De dónde provienen los recursos de su campaña, larga y costosa, después de administrar el Estado en tres ocasiones?

El uso de los recursos del Estado parece irremediable, aunque denunciarlo es una distracción que no convence.

Tags relacionados