Opinión

EL BULEVAR DE LA VIDA

La “logística”

Es el drama político del momentum peledeísta, la tragedia de un partido peligrosamente partido por la mitad, donde uno debe ganar y el otro no puede perder, que es una manera de advertir que ambos podrían ser derrotados, sino por el PRM -(tan decepcionante e infiltrado)-, por la historia y sus rigores.

Esta confrontación morada nos presenta el peor de los escenarios posibles, donde a nadie importa una idea ni una propuesta, un buen proceder, una trayectoria. Hoy toda la lucha política, -(en la partidocracia en general y el PLD en particular)- se resume en un eufemismo cargado de cinismo: “LOGÍSTICA” ¿?, un concepto que ha jubilado el pensamiento y ha “cerrado por derribo” el festival de las ideas. Al fin, ¿a quién importa hoy un programa de gobierno? ¿Unas ideas, unas propuestas?

Con todo y su “logística”, toda la partidocracia reinante debería saber que cuando los pueblos dejan de creer en sus políticos, en su indignación están dispuestos a creer en cualquier cosa, en un loco en ejercicio, en un nieto impresentable. ¡Qué sé yo! Hoy en la política nacional todo lo resume y resuelve “la logística”, o sea, la capacidad de cada grupo para movilizar, seducir, convencer, estimular, comprar, en fin, hacer lo que se tenga que hacer para llevar ciudadanos a votar llegado el día. (Entre otras éticas travesuras).

Parafraseando a mi dilecta vice, Margarita Cedeño, digamos que las primarias del PLD serán un perder/perder sin importar quien gane. Al fin, poco nos queda por ver ya, salvo las campañas sucias en proceso de diseño rumbo a su aplicación. No olviden que estamos en la era de la posverdad, donde no importa si lo que se denuncia es cierto o falso, sino el brindar elementos difamatorios a un público indignado de impunidad que, por lo mismo, está dispuesto a creer desde el sentimiento, aunque le desmientan la razón, las evidencias.

Como un Benedetti cualquiera, los dos PLD “han encontrado la manera nada tierna y sí implacable, de desahuciar” la posibilidad de cualquier tipo de entendimiento entre ellos. Como ven, también los partidos, como los hombres o los pueblos, solo aprenden sufriendo, padeciendo el calvario posible de la oposición. Joder. ¡Con lo linda que está la mar!

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