JCE y simulacro

Pese a que solo participó un 2 por ciento del universo votante y que el ejercicio evidenció debilidades y necesidad de mejoras en el proceso, el Simulacro Nacional del Voto Automatizado llevado a cabo por la Junta Central Electoral (JCE), merece el aplauso colectivo. El año que viene presenta retos importantes para el país que (hasta ahora...) tendrá que enfrentarse a dos procesos comiciales cercanos y complejos (febrero y mayo), con el ingrediente de la utilización del sufragio electrónico. Un escenario que obliga no solo al replanteo de numerosos procedimientos, sino también al cambio de la mentalidad análoga de los electores y cuyo más cercano referente en ese tránsito hacia la digitalización (el torneo del 2016), fue desafortunado y frustratorio. Así las cosas, y a sabiendas que la próxima cita cívica (hasta ahora...) para elegir alcaldes, regidores y directores de distritos será el 16 de febrero del 2020, se hace urgente desplegar cuantos esfuerzos e iniciativas sean necesarios para blindar los flancos y garantizar el éxito de las jornadas, que lo mismo que el de la democracia. La actividad del domingo sirvió para identificar fallas y visualizar puntos a corregir, tales como los de conectividad, establecimiento de rutas, logística y transportación entre otras, pero también para abrir espacios de optimismo frente a los retos pendientes. Y es que la información recabada entre las 5,402 mesas habitadas fue la de una población que calificó como rápido, fácil y amigable el proceso, cuyos datos y resultados finales fluyeron en menos de una hora y donde se pudo segmentar las franjas de edad entre los sufragantes, junto otros importantes hallazgos.