Informe del Fondo: Reconocimientos y advertencias

Como viene siendo costumbre, el informe del Fondo Monetario Internacional sobre la economía dominicana se encuentra cargado de elogios y reconocimientos. Resalta los niveles de crecimiento experimentados desde el año 2014, cimentados “en ambientes macroeconómicos y financieros estables”, así como las políticas públicas que han permitido “una reducción sustancial de la pobreza, la desigualdad y la convergencia continua de los ingresos a los niveles de economías avanzadas”.

El Fondo ponderó a las autoridades “por el fuerte desempeño económico, incluyendo el dinámico crecimiento, la baja inflación, una posición externa estable y las visibles mejoras en los resultados sociales”. Un justo reconocimiento al presidente Danilo Medina y su equipo económico, particularmente a la cabeza de la administración monetaria, el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, quien ha desempeñado roles estelares en la aplicación de buena parte de esas políticas, que han impulsado a la República Dominicana a convertirse en la economía de mayor crecimiento en la Región. Aunque el informe del FMI también advierte sobre los riesgos que observa en el horizonte de la economía dominicana. Insiste en manifestar preocupación por la débil posición fiscal y cómo se encuentra sujeta a “presiones moderadas de sostenibilidad y asequibilidad”, y vuelve sobre la necesidad de una Reforma Fiscal que amplié la base tributaria y que incluya “elementos de responsabilidad fiscal”. Sostiene que dado el incremento de la deuda pública, se hacen necesarios mayores esfuerzos para mejorar su sostenibilidad, sugiriendo la necesidad “de un ajuste concentrado para ampliar la base impositiva y reducir el impacto del sector eléctrico sobre el Presupuesto Nacional”.

Como se puede apreciar, para el FMI el monto de la deuda en sí mismo no representa un problema. Su vista continúa puesta en su sostenibilidad. Es decir, en la capacidad del país para hacer frente a sus compromisos de pago.

La deuda del Sector Público apenas supera el cincuenta por ciento del producto, y aún continúa por debajo de la media Regional.

Es por eso que, tanto para el Fondo como para cualquier observador de nuestra economía, la preocupación radica en que el Estado dominicano tiene necesidades de financiamiento bruto en torno al nueve por ciento del PIB ---con tendencias a incrementarse--, mientras la carga tributaria apenas supera el catorce por ciento del Producto Interno Bruto.

El Gobierno ha desestimado la Reforma Fiscal, y en su lugar viene apostando a la eficiencia recaudatoria, para lo que ha contado con el formidable desempeño de Magín Díaz.

Pero el propio director de Impuestos Internos advertía la pasada semana, en el almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, sobre la necesidad de una reforma profunda, que actualice un Código Tributario que se encuentra vigente desde hace un cuarto de siglo, y que está rezagado con relación a la economía y la sociedad de hoy. Ya despejado el ambiente político, el presidente Medina debería reconsiderar, y en los doce meses que restan de su mandato liderar un proceso de discusión y aprobación de un pacto que conduzca a una Reforma Fiscal Integral.

Sin dudas, agigantaría su legado y engrandecería una gestión cargada de éxitos económicos y reformas transcendentales.