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ORLANDO DICE

Ante tres opciones

Con pararse en el frente de la Casa Nacional del PRM puede entenderse la actuación de sus diputados el pasado viernes en la elección del bufete directivo de la Cámara.

Como escribiera el poeta Miguel Hernández, llegaron con tres heridas: La del amor, la de la muerte, la de la vida. Ante sí tres opciones y ninguna enteramente buena.

La primera era presentar plancha, y si no hacer el ridículo, quedaría en evidencia su incapacidad para llegar a consenso con otros partidos de oposición.

No era probable que se sumaran otras fuerzas, pero tampoco se hizo la diligencia. Incluso se temía que una situación llevada al límite produjera la reunificación de las facciones del PLD.

La segunda era la abstención, con lo que Radhamés Camacho hubiera ganado con más facilidad, pues los votos se computan de acuerdo a los presentes en la sesión.

La tercera fue dejar en libertad a los diputados del PRM. Una forma de salvar institucionalmente el partido y que cada cual votara de manera individual y no por bloque.

Contrario a lo que se anda diciendo, esa posición correspondió a la estrategia aprobada por la Dirección Ejecutiva.

Esa estrategia tenía el propósito de agudizar las contradicciones entre peledeístas y sacar al comité Político de juego.

Los promotores de la jugada se felicitan y proclaman que desde el pasado viernes la división del PLD está certificada. En el partido morado a partir de ahora no habrá referente.

En política como en los casinos cada cual hace su apuesta, la ruleta corre y al final se tendrá un ganador. Aparentemente Camacho o el bando de Danilo, pero el PRM confía en que al final la estrategia llene su cometido.

Que los peledeístas se maten entre sí, que las primarias abiertas de octubre sean unos funerales y las elecciones generales de febrero y mayo un entierro de pobre.

Aunque igual de importante es un aspecto de la circunstancia que podría pasar desapercibido: la dirección del partido y el bloque de diputados actuaron en consonancia.

E incluso la Dirección Ejecutiva decidió de forma unánime, un ánimo poco común.

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