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EN PLURAL

Con Faride, por Faride

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Yvelisse Prats Ramírez De PérezSanto Domingo

Salomé Ureña, poeta, madre, maestra y pionera del feminismo bien entendido en nuestro país, definió a la mujer como “el germen de lo grande y de lo bueno”.

Ruben Darío, El Grande, definió la juventud como “Divino tesoro”.

Faride Raful articula en su ser las condiciones enunciadas por ambos poetas. Como mujer, el “germen de lo grande”, sembrado en sus genes por un padre intelectual cuyo nombre es reconocido en todo nuestro continente, y una madre profesional, culta, que emana simpatía, ha ido creciendo hasta adquirir la estatura que tienen los liderazgos de verdad, esos que resisten envidias y celos.

Como mujer, ha logrado también, igual que Salomé en su tiempo, que se acepte que se puede ser hija, esposa y madre amorosa y amada, y ejercer una ciudadanía activa. Como joven, tiene la energía suficiente para encarar el reto de construir su futuro, ligado a un mejor porvenir de nuestro pueblo.

Mientras estudia, reflexiona, cuando en los fines de semana visita barrios pobres para hablar con esa población marginada y oír sus tragedias, Faride Raful se hace cada vez más grande, más buena, y acumula en su corazón, como tesoro, la decisión de buscar y encontrar soluciones sociales, económicas, políticas, ¡y morales! para que esos dominicanos invisibilizados se conviertan en ciudadanos plenos.

Serena, aunque bravía cuando siente el peligro o la infamia de cerca, Faride Raful eligió entre la existencia cómoda de una jurista de excelencia, la vía difícil del ejercicio de la política, pese a que aquí ésta se degrada con los malos ejemplos. Con su grandeza y sus virtudes de mujer bien templadas, y su juventud erguida como un mástil, Faride ha practicado la política orientada por la bitácora de la ética, valor que es eje cardinal de su vida.

Diputada, todos conocemos sus denuncias basadas en investigaciones profundas. Da la cara, porque la tiene limpia, y desafía las amenazas, y los insultos, siempre sin inmutarse, no hay miedo, sino decisión y convicción en su acierto cada vez que habla y señala acciones sancionables. En ella, en Faride, se sienten representados los humildes que visita y escucha; también quienes compartimos con ella el “basta ya” a la corrupción e impunidad reinantes. Faride Raful, la joven mujer que ha destacado desde su curul de Diputada con sus extraordinarios dotes de política capaz y de ciudadana activa, se inscribió el martes pasado como aspirante a la Senaduría del Distrito Nacional por el PRM.

¿Quién mejor que ella, para dignificar y dar lustre a esa posición añejada y convertida por años y años en parcela exclusiva de un peledeísta?

Apoyo la candidatura de Faride, con todas mis fuerzas, con una nueva luz de esperanza confiada que ilumina mi visión del porvenir de nuestro Congreso, y nuestro país. Recuerdo en este En Plural lo que expresé cuando Faride empezó a crecer ante mis ojos, y me llenó de orgullo, y de alegría: “Cuando miro atrás, y veo la Yvelisse que quise ser, pienso en Faride”.

Lo dije, mirando al pasado pero hay que pensar en el futuro. Votar por Faride es el augurio de que muchas mujeres jóvenes como ella triunfarán en sus aspiraciones justas.

¡Con Faride, por Faride!

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