ORLANDO DICE

¿Anécdota o consecuencia?

En ningún país que no sea República Dominicana una situación en que dos altos cargos de la administración se expresen contrarios a lo que suponen línea oficial, se queda en anécdota.

Cuando menos asomo de crisis.

El derecho a opinar es sagrado y de disentir por igual, de manera que Isidoro Santana y Toni Isa como ciudadanos de a pie serían impecables.

Solo que son ministros, miembros del gobierno, y la condición de técnicos o de sociedad civil no los salva del pecado político.

Los libra de consecuencias.

Ninguno de los dos es menor de edad o retrasado mental para no advertir el daño. No discrepan de la política económica ni de la minera, de las cuales son responsables.

Al contrario, intervienen en un debate que debería serles ajeno. ¿Cuándo antes dieron su parecer político o se les exigió lealtad a toda prueba?

El caso Isa sería el más interesante, pues no se sabe que se haya inscrito en el PLD, pero sí su participación destacada en sus gobiernos.

En la primera gestión de Leonel Fernández le fue confiado uno de los programas más ambiciosos: La Reforma de la Empresa Pública, y lo que se hiciere, bueno o malo, fue obra suya.

En la de Danilo Medina ocupa el ministerio más poderoso, de manera que sus razones intrigan, pues podría considerársele un hombre del Presidente.

No tanto como José Ramón Peralta o Gonzalo Castillo, pero sí pieza importante. A nadie le dan tanto poder a menos que haya compromiso.

¿De quién la falla, de Isa que no renuncia o de Medina que no lo releva?

La circunstancia llama la atención, pues hasta que no hablaron (él y Santana) no se conocía ese ánimo insurrecto. Se pensaba que con la reelección todos los funcionarios preparaban la cama del mandatario.

Ahora se tiene que no, y se hace cuesta arriba creer que no haya consecuencia y todo quede en anécdota. Los tráilers de una película de estreno: Durmiendo con el enemigo.

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