Opinión

En Plural

De papel, y con vigencia

Yvelisse Prats Ramírez de PérezSanto Domingo

El martes 9 de este mes, la Academia de Ciencias de la República Dominicana, reunió a sus miembros y a un selecto grupo de invitados, en la presentación de la Revista “Educación”, un aporte más hecho por esa institución, que contra viento y marea se empeña en elevar el nivel de los estudios científicos en nuestro país.

La revista, de por sí, se constituye en un logro importante, en tanto que estimula la lectura, esa que se va abandonando, en aras del posmodernismo digital.

Los antiguos afirmaban que la publicación de un nuevo libro, o de cualquier otro material de lectura valiosa, debía celebrarse como el nacimiento de un príncipe.

Como soy rabiosamente antimonárquica, herencia de un tozudo abuelo catalán, mezcla singular de republicano y anarquista, en mi bienvenida a la Revista Educación, no puedo calificarla “princesa”. La recibo con alegría y entusiasmo como a una amiga, una compañera, una aliada muy útil para quienes aún creemos y estimulamos que se aprenda a leer, que se estudie lo que se lea, y leer mucho para aprender a aprender, y para amar la belleza existente en toda obra, en todo texto bien escrito.

En nuestro país, la lectura, su aprendizaje, el aprecio y el gozo que producían antes bucear entre libros, revistas y periódicos para incrementar nuestros saberes, todo ese universo cultural que nos era tan grato no está vigente, según los promotores del monopolio de lo digital.

Una errónea interpretación de la función de las TIC`s, Tecnología de la Información y de la Comunicación, que pone a éstas a suplantar la lectura, cuando en verdad, los cerebros privilegiados las crearon como complemento. ¿O se puede manejar una computadora sin saber leer?

Aquí, en nuestro país, vergonzosamente, hemos caído en el ridículo: un Ministro de Educación proclamó que quedó atrás la escuela del lápiz y el papel, por tanto desterró a libros, revistas y periódicos de los centros de estudios.

La Revista “Educación” desafía esa casi dictatorial proclama de “lo digital o que entre el mar”.

Viene a respaldar la lectura y a la vez, la relevancia de la educación, y con estos objetivos, se convierte en un valioso apoyo a quienes, docentes, intelectuales y familias conscientes, luchamos para que, la lectura abundante sea garantía de una mejor educación.

Por ser concebida, planeada y publicada por la Academia de Ciencias, se constituye en testimonio fehaciente del carácter científico de los procesos educativos, y de su estudio, que en ocasión, ha sido puesto en dudas, a veces negado, por una especie de “Metapedagogía” sentimentaloide.

La Academia de Ciencias confirma su posición permanente de respeto y admiración por Eugenio María de Hostos, que fue primero en su Escuela Normal, en esa mirada científica a la teoría y a la acción educativa, desterrando la memorización y la catequización en el aula, sustituyéndolos por la observación y la investigación.

La Academia de Ciencias de nuestro país, culmina con Revista Educación, otros homenajes rendidos al Maestro Hostos, a la vez que confirma a las llamadas Ciencias Sociales, su carácter de ciencia, y no de simples elucubraciones más o menos fantásticas.

No soy miembro de la Academia de Ciencias. No se requiere serlo para respetar y admirar una institución. La Academia de Ciencias, que trabaja con pocos recursos, pero con voluntad decidida, es para mí un espacio intelectual de calidad comprobada a la que me siento muy unida.

La Revista Educación me apróxima más a la Academia de Ciencias. Sé que será una publicación seria, por la calidad de sus artículos avalada por sus responsables, Eleonor Grimaldi Silié, su Directora, y por el presidente de la Academia, Luis Scheker Ortiz, viejo y noble amigo, profesional brillante, ejemplo de ciudadano y docente.

Espero que “Educación” sea un mentís a quienes, obtusos, proclaman “dejar atrás el lápiz y el papel”. El lápiz, puede que sí, el papel no, las TIC´s lo que hacen es complementar libros y revistas, no desplazarlos.

En papel, esta Revista es pertinente, y tendrá, estoy segura, vigencia.

Lo creo, y lo expreso con orgullo, porque ya soy parte de ella, este primer número, fue dedicado a mí. Un compromiso más con la lectura ¡y el papel!