Mucha mesura

Pocas veces se había hecho tan necesario un espacio de reflexión como el que nos está ofreciendo la Semana Santa. Un vistazo al curso del comportamiento social reclama que nos detengamos un momento a pensar hasta que punto nos hemos alejado de la senda correcta.

Respetando el derecho de quienes tienen en estos días su única oportunidad de asueto, la idea es poder combinar el descanso con un sentir reflexivo. Y es que, si nos lo proponemos, la ocasión, aunque tristemente desvirtuada hacia el desenfreno y el consumismo, nos brinda el chance de hacer un ejercicio introspectivo para ser mejores ciudadanos ya sea buscando, mejorando o eliminando cosas de nuestras vidas.

La agenda religiosa (católica y protestante) contiene celebraciones y eventos en los diferentes puntos del país que pueden perfectamente ser aprovechadas para descansar el cuerpo y también fortalecer la mente.

Curiosamente esta Semana Santa será el único espacio válido de reflexión que tendrá el país no solamente antes de los procesos de selección de las candidaturas en los partidos diferentes políticos, sino previo a las complejas elecciones municipales programadas para febrero del año entrante.

La sociedad necesita aferrarse a los preceptos Jesucristo. A aquellos del Sermón del Monte y localizados en el evangelio de San Mateo (capítulo 5 del 1 al 7), medularmente conocidos por sus bienaventuranzas.