El arrastre vive

Es la de nunca acabar o la de siempre comenzar. La Junta Central Electoral sometió la semana pasada el reglamento de Ley Electoral, y oh sorpresa, figura el voto de arrastre como si fuera punto de consenso y no de discordia.

Se pensaba que después del reclamo del PRM de que fuera eliminado, y que lo hiciera con fundamento y respaldo de otras organizaciones políticas, ese sería un problema menos o una ganancia democrática.

Parece que los partidos, incluyendo el Moderno, no se han leído o estudiado la pieza a profundidad, pues hasta ahora no protesta ni insiste en la demanda.

La propuesta del organismo no es definitiva, es una especie de borrador a discutir en una próxima convocatoria, de manera que la anulación del arrastre está -como se dice- en veremos.

¿Por qué la Junta procedió con obcecación y no le quitó esa piedra del camino al PRM y a los demás sectores, incluso de la sociedad civil, que reniegan de esa modalidad?

Diría cualquiera que esa reiteración se debe a la posición del PLD que favorece que los votos de los diputados se sumen a la cuenta de los senadores.

Que el organismo de elecciones temiera que el Senado manejara el asunto de la manera que lo hizo con el TSE y el fallo contra el PRD.

Alguien dijo en un pasillo que el que evita no es cobarde. Más bien cauto, prudente, discípulo aventajado de Gracián.

La otra verdad sería que no se tiene claro lo que se aprobó en las cámaras, y entre las cosas que se estarían haciendo entretanto, una es tener a manos las actas del Congreso. Incluso podría haberse hecho la solicitud.

Cuando se celebre la audiencia pública, el pleno de la JCE estará mejor edificado y en condiciones de debatir o rebatir con mayor fundamento.

Las actas del Congreso, o de cada cámara considerada aparte, serían exquisitas. Memoria ideal. Pues pensándolo bien, el PRM querría conseguir vía Junta lo que no pudo por la legislativa.

Ojalá y se confiese, pues podría ser víctima del corito terrorista que ve reelección en todo y que cree que el PLD no tiene derecho a cuidar sus intereses.

Si le ha ido de maravillas con el arrastre y tiene mayoría en el Senado ¿ por qué cambiar ? El gobierno midió sus 26 senadores, y si al día de hoy todos ganarían, el arrastre es parte de su estrategia.