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MUNDO DIPLOMÁTICO

En torno a la diplomacia de hoy

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MANUEL MORALES LAMASanto Domingo

En la actualidad, diplomacia es un término utilizado frecuentemente en diferentes escenarios con muy diversas acepciones. No obstante, su uso más apropiado, de conformidad con los respectivos fundamentos y la imprescindible “consistencia” que demanda su ejercicio, es el que corresponde al campo del Derecho internacional y al de las Relaciones Internacionales.

Hoy en día la diplomacia es, en esencia, el medio de que se vale la política exterior de cualquier Estado soberano “para la realización de sus planes y la consecución de sus objetivos”. Estos, necesariamente deben tener lugar por medios pacíficos, es decir, a través de efectivas negociaciones de diverso carácter, con el claro propósito de promover y salvaguardar los intereses de la respectiva nación, y, asimismo, “preservar su seguridad e influencia”.

Como instrumento de acción de la diplomacia, la negociación se ha convertido en el medio diferenciador que la caracteriza como distinta de otros medios de acción exterior, como puede ser el uso de la fuerza, según constata Martínez Morcillo. Por ello, el vocablo negociación, que es común a todo tipo de acción humana, adquiere en el ámbito de la diplomacia un contenido específico. Se puede asegurar que la negociación es el “procedimiento diplomático por antonomasia”.

Debe recordarse, en tal contexto, que las relaciones diplomáticas históricamente han tenido lugar solo entre estados, a través de “los órganos de las relaciones exteriores” que consigna el Derecho internacional. Tales relaciones hoy también son posibles entre estos y otros sujetos de Derecho internacional con capacidad para ello (como son los organismos internacionales). Para determinados tratadistas, dichas relaciones también podrían tener lugar entre estos otros sujetos.

Debe insistirse en que la diplomacia, en su dinámica actual, con el propósito de lograr mayor efectividad de sus acciones se ha convertido en “una acción mancomunada” de diferentes modalidades de ejecución, y de subtipos de la propia diplomacia, “integradas en un tronco común”, teniéndose en cuenta en su ejecución el Principio de Unidad de Acción Exterior del Estado.

Es evidente que un “eficiente y apropiado” ejercicio de la diplomacia, además de consistentes conocimientos constantemente actualizados, implica contar con bien fundamentadas habilidades, que deben cultivarse y que requieren “la acumulación de una experiencia relevante” en la aplicación “de la inteligencia y el tacto en la conducción de las relaciones entre los estados”. (E. Satow).

En el orden práctico, debe señalarse que la calificación de “solución diplomática de un problema” se refiere a aquella que “tiene lugar” sin apelar a las armas, a presiones económicas, a la violencia o a la amenaza. La palabra diplomacia denota también un estilo de comportamiento. Se puede asegurar que una persona, una acción o expresión son “diplomáticas” cuando involucran, en determinada medida, la habilidad y el tacto o bien el trato digno y respetuoso, pero “a la vez eficaz”, que suele caracterizar el comportamiento profesional del diplomático.

Sin lugar a dudas, “la diplomacia organizada” es el único medio capaz de garantizar una representación permanente del Estado en el exterior, sostiene De Icaza, y, por tal razón, puede asegurar la continua y efectiva atención de los respectivos intereses nacionales.

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