Diatribas

Para resolver diferencias, los hombres antes daban la cara y así exigían el respeto y la honorabilidad de sus familias. Hoy los insultos y diatribas irresponsables desde los medios electrónicos y redes, atentan contra la tranquilidad del núcleo familiar. Frente a la irreverencia en la privacidad de la persona, son pocos los que pueden subsistir moralmente ante esa práctica cobarde de los detractores que acceden a los medios públicos. La diatriba se hace el instrumento comunicacional más bajo en la lucha por la sanidad y el fomento de los principios y valores de la sociedad, por la maldad con que se manifiesta en sí misma, arrastrando a un padre, una madre y unos hijos, que sufren y se avergu¨enzan de verse afectados en su estabilidad por la supuesta libertad de expresión mal aplicada en un sistema democrático.

Cuando la sociedad entra en crisis por el fomento de los antivalores, hay que replantear los conceptos que exhiben los que se autoproclaman comunicadores y orientadores de los principios éticos, que deben prevalecer en el ejercicio de los derechos y deberes de los ciudadanos.

El Papa dijo: “no critique tanto su cuerpo y entorno, no pierda el sueño por las cuentas, los bienes y patrimonios deben ser ganados por uno mismo”.