La frase

“LO QUE HAGA FALTA”. - Si París bien vale una misa, una frase puede valer un discurso. Tal que el presidente Medina presentó su rendición de cuentas como se hacen esas cosas, destacando lo bueno, prometiendo mejorarlo y/o ampliarlo y, por supuesto, evitando hablar de lo malo, cuidándose de no hablar de sogas delante de ahorcados, que para destacar las fallas y sombras debería estar la oposición y el buen periodismo que tiene la tarea “DE MANTENER A LOS CIUDADANOS AVISADOS, A LAS PUTAS ADVERTIDAS Y AL GOBIERNO INQUIETO”, según Umbral. Pero volvamos a la frase del discurso que debe ser como la falda de una mujer: “LO BASTANTE CORTO PARA DESPERTAR INTERÉS, PERO LO BASTANTE LARGO PARA CUBRIR LO ESENCIAL”, que escribió don Robert Knox. Así debió ser, solo que los redactores de la pieza abusaron de las limitadas luces oratorias del presidente y le escribieron un discurso de dos horas y media. Menos mal que las palabras finales lo salvaron y nos salvaron del tedio. He aquí la frase del millón de dólares: “ESTOY PRIMERO, DÍA TRAS DÍA, HORA TRAS HORA. DISPUESTO A PAGAR EL PRECIO QUE HAGA FALTA, POR SERVIR A NUESTRA PATRIA”. (¡Toma ya!)

¿Y QUÉ ES LO QUE FALTA? Lo que no dijo el jefe del Estado es si “lo que falta” es la modificación constitucional para su repostulación. Todo ante la disyuntiva que plantea el hecho de que hasta ahora ninguno de sus delfines están en capacidad de vencer a su adversario interno, Leonel Fernández, a quien, sin nombrarlo, el mandatario le dedicó la siguiente página/bolero: “USTEDES YA ME CONOCEN. NO VENGO A TRAERLES TRUCOS DE MAGIA, PLANES FARA”NICOS, NI PALABRAS GRANDILOCUENTES. SOY UN HOMBRE SENCILLO, QUE AMA SU TRABAJO Y A SU PAÍS. NADA MÁS”. Así respondía Medina al Plan RD2044 que, como la buena nueva de Jehová, anda Leonel Fernández proclamando de provincia en provincia. La frase, además, confronta la innegable superioridad discursiva de Fernández, con la humildad y sencillez, la cercanía y buenas formas de viejo amigo del Danilo Medina. De alguna manera, lejos “la seguridad”, Leonel Fernández nunca ha dejado de ser aquel profesor con verdadera vocación de maestro que, afectuoso y solidario, en la UASD se quedaba con los alumnos a recomendarle libros y darle consejos de viejo. (Si no lo sabrá uno).

UN RESPETO A LA POESÍA. - Del discurso presidencial uno echó en falta el uso de lo emocional, justo ahora que, también en política el corazón vence al cerebro y la emoción al razonamiento. (Y este es un personal BUFEO/GUARARÉ de mi parte, a los que pretenden desvincular a la política de la santa poesía y sus sentires). Como dice el Prof. Antoni Gutiérrez-Rubí, “el efecto LIKE está ganando la batalla al efecto THINK”, oiga Usted, que el gustar está venciendo al pensar. Es por esto que a uno le llamó especialmente la atención que, apenas en los últimos minutos acudiera el presidente Medina a los sentimientos y las emociones. ¡Por supuesto que fueron esos los mejores minutos de la pieza!

¿Y LA OPOSICI”N? Después de la lectura detallada del discurso, uno concluye reconociendo los avances mostrados por el presidente, en especial los innegables por tangibles como la tanda extendida, o la ampliación de los servicios sociales, de la cobertura de salud; la construcción de escuelas, las estancias infantiles, hospitales, al punto de que, de tan frecuente, en las redacciones ya no es noticia una inauguración presidencial. (Aquí no se puede quedar el CAID de todos mis amores y sentimental payola). En fin, que los avances están ahí. Solo que esas luces no logran iluminar las tres grandes sombras del actual gobierno: La inseguridad ciudadana (las estadísticas no importan si la ciudadanía está llena de miedo); la corrupción y la impunidad de la que Odebrecht ha sido el striptease and “NOVAMÁS” y, finalmente, la más peligrosa de todas, la jodida “ARRABALIZACI”N INSTITUCIONAL”, esa incapacidad del Estado para respetar y hacer respetar las leyes a quien corresponda y haga falta, incluida la de Migración y el Código Laboral. El gobierno sabe bien cuales son las joyas de su corona y el miércoles nos las recordó en detalles y demasía, ahora le toca superar sus sombras, pagado ya el alto precio de vencer. ¿La oposición? ¿La oposición? Bien, gracias.