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EL BULEVAR DE LA VIDA

Y una M… que no es de martes

LA DEMOCRACIA HACE AGUAS.- Corren malos tiempos para la democracia mundial, para sus valores, sus actores y sus instituciones. Como decían los españoles en el posfranquismo, “contra la dictadura vivíamos mejor”, y todo porque, para entonces, -preso, pobre o perseguido-, al ciudadano de a pie una utopía le iluminaba el camino, le anunciaba un futuro mejor que presagiaban los versos que, hace ahora mil años, uno coreaba en los actos culturales del FEFLAS: “MAóANA, HIJO MÍO, TODO SERÁ DISTINTO. NO SERÁN PROSTITUTAS LAS HIJAS DE LOS OBREROS”, y en ese plan. Pero pasaron los años, fracasaron los proyectos autoritarios de izquierda o derecha, y entonces ocurrió: el capitalismo y la democracia liberal-en la arrogancia de saberse vencedores absolutos-, también comenzaron a fallar, y cual PLD mundial, comenzaron a alocarse full, a morir de éxitos, y lo que debió ser un capitalismo de rostro humano se convirtió en un capitalismo salvaje, y apareció arrogante el neoliberalismo y sus garras para privatizarlo todo, y no regular casi nada. Y llegaron las crisis (la financiera de Estados Unidos fue asunto de NO regulación), las inmobiliarias de las Españas, y también la crisis existencial del ser y sus demonios. Hoy vemos como, de acuerdo con un análisis publicado por la revista científica BRITISH MEDIAL JOURNAL, entre 1990 y 2016 los casos de suicidios en todo el mundo aumentaron un 6.7%. Sólo en 2016 hubo 817.000 casos.

“LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO”.- En el ámbito local, si dejamos de lado nuestras preferencias y no confundimos nuestras opiniones con la realidad, deberemos admitir que las grandes mayorías nacionales nunca habían sido materialmente menos pobres que lo que son hoy, ni habían recibido servicios sociales como han recibido en las últimas décadas; sin embargo, la mejoría material sólo remite al poema de Borges: “YA SE HAN OSCURECIDO LOS QUE MIRAN POR LAS VENTANAS, PERO LA SOMBRA NO HA TRAÍDO LA PAZ”. No. Los bienes materiales no han traído la paz sino la guerra, y no me refiero a la guerra de los ejércitos dando golpes de Estado o la de abogados que razonan en inglés, (judicializando procesos políticos para lograr en los tribunales y las Asambleas Nacionales lo que no se consiguió en las urnas), sino a la guerra de los demonios personales de cada uno. Como explica el pensador surcoreano, Byung- Chul Han en LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO, la peste del siglo XXI no será provocada por las bacterias del siglo XIX, de las que los antibióticos nos salvaron, o los virus del siglo XX que la técnica inmunológica ha ido superando, sino por lo neuronal, lo cerebral que tiene en la depresión su más difundida expresión. Por supuesto que esa guerra interna de cada cual no significa que hoy no se libre en nuestras calles la guerra terrible y perdida de la inseguridad ciudadana, de la vulnerabilidad y orfandad de los ciudadanos frente a la delincuencia.

LLANTOS DE LA PAOLA MAYOR. Lo cierto es que, ante el llanto de impotencia y miedo de una hija, a un padre le importa un carajo el crecimiento del PIB o la jornada escolar de tanda extendida, que se reconstruyan y equipen hospitales, que arranque Punta Catalina y disminuyan los apagones, que se establezca ya el sistema de atención primaria de salud o que, constituida la infraestructura física imprescindible, mejore la calidad de la educación en los próximos añosÖ nada de eso importa y poco vale, si es cierta la angustiosa posibilidad de que cualquier tarde a un padre le llame (ahogada en el llanto de su miedo) una de sus Paola, (la mayor, la McKinney Torres), porque un joven en un motor sin placa, la encañonó, joder, le puso una pistola en la cabeza para robarle un celular. Sí, un celular, un celular.... Y una M, que no es de martes, que no es de martes.

PD: ¡Qué duro! Qué prueba de Alá esto de creer en el respeto a los derechos humanos cuando una hija llora y a esta hora pudo estar muerta de un disparo.

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