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El 2019 y salud: el reto auspicioso

El año 2019 consume su primer mes. En pocas horas enero será historia. En tanto, el ámbito de la salud presenta, por una parte, un panorama retador: los talones de Aquiles del sistema: a) modificar la Ley 8701, que creó el Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS), y b) mejorar la atención, causa de los indicadores en Mortalidad Materno-Infantil (MMI). Por otro lado: las opciones esperanzadoras: el anuncio del ministro de Salud, Rafael Sánchez Cárdenas, sobre el lanzamiento de un programa para reducir las razones de MMI, notas infamante de nuestro sistema de salud.

Al funcionario se le ha visto dar la cara donde han surgido brotes o riesgos epidémicos, disponiendo soluciones y recursos, diligente. El primer resultado: el brote de rabia en la frontera fue contenido. Para reducir la Mortalidad Materna (incluyendo la infantil), las autoridades han enfocado el lastre: la mejora cualitativa de los servicios. Contemplan fortalecer, con recursos, personal, suministros y equipamiento, los Centros de Atención Primaria, anclados a dos estructuras: a) la red pública, en hospitales y centros regionales de salud y, b) la red de la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis de Santo Domingo que, por sí sola, gestiona 150 centros.

Eso crea la necesidad de fortalecer los vasos comunicantes entre el ente regulador, el Servicio Nacional de Salud (SNS), responsable de gestionar los servicios, las iglesias y el SDSS. De su acción conjunta depende la posibilidad de obtener resultados óptimos. Una “triangulación” entre ellos que se perfila necesaria, previsiblemente auspiciosa.

Por eso y lo que sigue, prevemos un panorama altamente retador y, a la vez, auspicioso en salud en lo que resta del 2019; repleto de oportunidades para salir airosos en el enfrentamiento urgente de los viejos retos.

Se incluye el SDSS porque el 100% de los recursos que el gobierno pagaba al SDSS por aseguramiento de empleados públicos, mediante el Régimen Contributivo (RC) del Seguro Familiar de Salud (SFS) del SDSS pasará a la ARS Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), por sentencia con calidad de “cosa irrevocablemente juzgada”.

Es la batalla ganada en el silencio del para algunos ostracismo de la Doctora Altagracia Guzmán Marcelino, recién pasada Ministra de Salud. Ella impulsó, desde su condición de Directora Ejecutiva de la ARS Servicio Nacional de Salud (SeNaSa), el pleito por el legítimo cumplimiento de la Ley 8701, en lo relativo a que el aseguramiento de los trabajadores y empleados del sector público centralizado o no debía gestionarse por esa vía, como manda la Ley. En el año 2014 entabló el pleito legal que Chanel Rosa Chupani, desde la misma posición, mantuvo; la doctora Mercedes Rodríguez Silver, actual responsable de esa entidad, lo llevó hasta el final.

El triunfo de Taty Guzmán significa que los 623,867 empleados gubernamentales, de las instituciones centralizadas (328,880) y descentralizadas (294,987), cotizarán ahora al SeNaSa. Efecto de ello, esta entidad pública descentralizada incrementa su cartera, es fortalecida y se consolida como la ARS más importante del país, en el doble rango del número de afiliados y por los ingresos que les son dispersados.

Robustecida SeNaSa con un mercado legítimo del 28.91% de los trabajadores cotizantes en el SDSS y, lo más importante, con el 47% del total de empleados y trabajadores que en República Dominicana cotizan en el SDSS y perciben sueldos y salarios superiores a RD$25 mil, es lógico que el gobierno haya quedado en posición mejorada; que pueda incrementar, por vía del SDSS, su capacidad de impulsar la calidad de la atención. A ello aportará que el señor Rosa Chupani, director general del SNS, mantenga y haga práctico su discurso: en lo relativo a exigir el cumplimiento de los horarios sin soslayar los estímulos. Un conjunto de opciones esperadas dependientes de mantener vigente la idea-fuerza o slogan “Nuestra ganancia es tu salud”. Sólo gracias a ella, el balance positivo de SeNaSa iría hacia los hospitales y centros de la red pública de salud.

Resumiendo: el plan de Salud Pública para reducir las mortalidades materna e infantil; la contratación de personal para acompañar a las embarazadas, parturientas y recién nacidos; la ampliación del programa Mamá Canguro; el fortalecimiento económico de SeNaSa; la obtención y disponibilidad de vacunas y la existencia de un fondo priorizado para equipamiento y suministro protegido de insumos dirigidos a los centros de salud de la red pública crearían, junto a los demás programas ya saneados y en marcha, condiciones favorables que pueden traducirse en un importante incremento del rol regulador, del control epidemiológico y de la acreditación hospitalaria, procesos estrechamente vinculado a la decisión política de propiciar mejores condiciones de trabajo, más beneficiosas para usuarios, médicos y el personal de estos centros de salud y sus servicios.

Lo de SeNaSa y el plan de Salud Pública para reducir la MMI crean, de hecho, mejores y garantizadas condiciones para lograrlo. También para que los médicos obtengan los incentivos por desempeño contemplados en Ley del SNS y en las normas del ARS gubernamental, mediante la gestión pulcra y orientada a fines de la denominada “tasa de recuperación”.

Vistas estas realidades e iniciativas en curso, que esperamos se lleven a cabo con éxito, el primer mes del año culmina mostrándonos que hay condiciones creadas para empujar hacia arriba la eficiencia en los prestadores de servicios de salud públicos y sus recursos humanos, de los que dependen en más del 80% las mortalidades materna e infantil, sobre cuya inmensa mayoría de casos incide la no observancia de los protocolos.

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