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Contrarreforma agraria Dedicado al doctor

Marino Vinicio Castillo R., encarnación del sentimiento agrarista

El Estado dominicano ha hecho cuantiosas inversiones en la adecuación de tierras, para ser repartidas entre las manos campesinas. Durante el gobierno del presidente Ramón Cáceres (1906-1911), se inicia la primera repartición de terrenos en Jamao, Espaillat, Villa Isabela, Montecristy y Juan de Herrera, provincia de San Juan de la Maguana. En el gobierno de Horacio Vásquez (1924-1930), se realizaron varios asentamientos como colonias agrícolas: la Fernando Taveras, Hipólito Billini y Mariano Cestero, con el objetivo de poblar la frontera y cerrarle el paso a la penetración haitiana. El gobierno de Rafael Trujillo (1930-1961), promulgó la Ley 1783 del 18/08/1948 sobre colonización agraria, para legalizar los asentamientos campesinos realizados. Asímismo se promulgó la Ley 3589 del 27/06/1953, cesadas las colonias agrícolas a fin de propiciar el carácter empresarial del campesino dominicano. Esa buena iniciativa de organización terminó en un fracaso: dominicanos, japoneses, españoles, húngarosÖ terminaron alquilando, traspasando, vendiendo o hipotecando sus tierras y las colonias se esfumaron. Desaparecida la era de Trujillo se instala el modelo agrario de asentamientos campesinos regentados por el Instituto Agrario Dominicano, mejor conocido como la Reforma Agraria. Entregar títulos provisionales de los terrenos a los beneficiados, y para prevenir negociaciones indebidas y proteger como bien de familia la parcela, se promulga la Ley 145, que en su Artículo 1, dice: Queda terminantemente prohibido a toda persona física o moral, adquirir por compra, donación, arrendamiento, ejecución hipotecaria, usufructo, las parcelas y todos sus accesorios que hayan sido asignados a agricultores, a través de la Reforma Agraria, incluyendo en dicha prohibición cualquier uso de las tierras que no haya sido específicamente descrita en esta ley”.

Con el amparo de esa ley el presidente Joaquín Balaguer dio el mayor impulso al programa de Reforma Agraria en el país, ideologizado con la patriótica decisión del líder y fundador de la Turquía moderna, Kemal Atatuk, de colocar al campesino turco en el lugar privilegiado de su revolución civilizadora.

El líder dominicano describió el cuadro del campesino dominicano como el “del rey, el soberano, porque es el que sostiene con su esfuerzo a la República y el que extrae de los surcos la savia con que se nutren sus instituciones, pero ese MONARCA SIN CORONA vive como un esclavo en el propio país cuya prosperidad labra cada día con el sudor de su frente y con el sacrificio de sus manos encallecidas” (Discurso pronunciado el 22 de enero de 1966, en el municipio de San José de los Llanos, provincia de San Pedro de Macorís). Con ese ensamblaje ideológico agrario, el presidente Balaguer hizo de la Reforma Agraria “su novia”, pues su esfuerzo por dotar al hombre rural de las herramientas para elevar su nivel de vida: canales de riego y aplicación de la ley de Cuota Parte, previamente modificada: parcelas, centros habitacionales (agrovillas), caminos vecinales y productivos, escuelas, acueductos rurales, recuperación de terrenos estatales en manos privadas, electrificación rural, centros artesanales y parroquiales, centros sanitarios y toda una constitución agraria promulgada en agosto del año 1972 como el “Código Agrario”.

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