Opinión

El modelo económico dominicano

El modelo económico y de desarrollo dominicano es exitoso, y ha convertido este país en la estrella regional, admirada por sus pares y vista con interés por los capitales de todas partes del mundo. Un modelo sobre el que República Dominicana ha sustentado un impresionante crecimiento en los últimos años, con certidumbre y estabilidad y con un clima de negocios que incentiva la inversión.

El año pasado, según los datos preliminares dados a conocer por el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, la economía dominicana creció siete por ciento, para encabezar la región. La mayoría de los sectores registraron crecimientos positivos, Comunicaciones creció 11 por ciento, Construcción 10.6, Zonas Francas 9.1, Salud 8.8%, Comercio 8.5%, Servicios Financieros 7.9%, Agropecuario 6.5%, Transporte 6.5%, Manufactura 6, Energía 5.7 y Hoteles, Bares y Restaurantes 5.6… Y no es serio cuestionar la efectividad de un modelo que funciona para sectores tan diversos de una económía, que sólo el año pasado generó 160,000 nuevos puestos de trabajo y donde la tasa de desempleo es inferior al seis por ciento.

Una economía capaz de enfrentar choques externos como el que supuso el cambio de la política monetaria en Estados Unidos. La Reserva Federal aumentó sustancialmente los tipos de interés de referencia, y sin embargo en el país las tasas de interés se mantuvieron relativamente estables y el tipo de cambio no sufrió grandes fl uctuaciones… De hecho, la tasa de cambio promedio del año 2018 se mantuvo por debajo de lo estipulado en el Presupuesto.

Y a pesar de que como consecuencia de ese cambio de política de la FED, en el segundo semestre del año el Banco Central debió aplicar políticas menos expansivas y aumentar la tasa de política monetaria, la cartera de préstamos del sistema fi nanciero aumentó en casi 115 mil millones de pesos durante 2018… Los préstamos al consumo y los sectores productivos, por ejemplo, crecieron en más de treinta mil millones de pesos cada uno. Por igual, a pesar de que los precios del crudo aumentaron sustancialmente y buena parte del año se mantuvieron muy por encima del promedio estipulado en el Presupuesto, la política fi scal se mantuvo apegada a la meta de défi cit… Las recaudaciones aumentaron sobre el trece por ciento y se controló la expansión del gasto público… Por lo que tampoco es serio afi rmar que esta economía crece artifi cialmente, impulsada por el gasto público y el fi nanciamiento externo.

En el año 2018, por ejemplo, el défi cit de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos −que mantuvo niveles inferiores al promedio histoÅLrico− fue cubierto con holgura por las remesas, el turismo y la inversión extranjera directa, que volvieron a crecer de forma importante.

Y como consecuencia del aumento en las exportaciones −tanto la de los sectores tradicionales como las de zonas francas− y de la inversión extranjera directa, la economía dominicana generó divisas y aumentó sus reservas internacionales en cifras record.

Pero es que este éxito económico no es casual ni se limita al pasado año.

Con la excepción de los años afectados por la crisis bancaria, la República Dominicana viene creciendo estable y consistentemente desde hace casi tres décadas. Y es el resultado de la aplicación de un modelo económico y de desarrollo que incluye la implementación de políticas acordes con el libre mercado y la apertura comercial, así como la apuesta por sectores en los que esta economía puede ser competitiva en un mercado global… Estas políticas ---que se vienen implementando desde las reformas realizadas en los primeros años de la década de los noventa del siglo pasado--- junto a la aplicación de medidas apegadas a la economía liberal y de mercados, y de políticas monetarias y fi scales que garantizan estabilidad de los tipos de cambio y de interés, es lo que ha provocado que el modelo económico dominicano se observe desde fuera con admiración.

Lamentablemente en el país hay quienes, de forma mezquina, pretenden desconocer esos logros, y desvirtuar aspectos que, si bien pueden ser objeto de ajustes y mejoras, no pueden conducir a cuestionar un modelo económico y de desarrollo que ha sido y que es exitoso.

Sin dudas hay que seguir avanzando en la reducción de la pobreza y de brecha que provoca la desigualdad en la redistribución de la riqueza, mejorar la calidad del empleo y la competitividad en sectores en los que aún se puede mejorar sustancialmente… Y esos ajustes se han estado haciendo y se continua en ese proceso… Pero no se debe jugar irresponsablemente al populismo proponiendo cambios de modelos un discurso huero en el que ni siquiera sugieren alternativas viables… El modelo económico y de desarrollo dominicano es exitoso… Y el mayor riesgo que enfrenta es que la aplicación de las políticas públicas que lo sustentan, caiga en manos de algunos de esos irresponsables que politiqueramente lo cuestionan.

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