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Una ley que nadie cumple

La ley que reglamenta las compras y contrataciones del Estado establece que las instituciones contratantes, al momento de hacer su formulación presupuestaria, deben reservar el 20% que otorga la Ley 488-08 para las Mipymes, como una forma de promover su crecimiento y desarrollo.

En el caso de la publicidad que licita el Estado a través de sus instituciones, esta ley no se toma en cuenta y ello limita la participación de las Mipymes cuando en algunos concursos se colocan cláusulas excluyentes e insalvables para las publicitarias pequeñas.

Parece que existe mucha ignorancia al respecto en cuanto a esta ley. Solo así se explica su inobservancia. De todos modos es bueno airear el tema porque si de los presupuestos oficiales destinados a la publicidad se apartara ese pequeño porcentaje, muchas medianas y pequeñas empresas de esta industria tendrían la posibilidad de subsistir y hasta crecer.

Porque cada día se complica más el negocio para los pequeños: el Itbis le arrebata la estabilidad económica porque hay que adelantarlo y ese financiamiento impositivo liquida sus arcas, los alquileres de locales y demás servicios son cada vez más costosos, el personal especializado tiene un valor en el mercado cuando se procura competir, el talento creativo es bien cotizado, los medios de comunicación son cada vez más agresivos y limitativos en sus políticas de crédito, abundan las boutiques que deprecian los costos y canibalizan la industria, en fin, la publicidad tiene muchos rivales y cada vez menos posibilidades de desarrollo.

El estado, a través de las instituciones que requieren de esfuerzos publicitarios, constituyen una esperanza de subsistencia y progreso para las pequeñas agencias de publicidad del país.

No obstante, abrigamos la esperanza de que en este año que recién inicia, ahora que se habla de revisar y modificar aspectos relacionados con el anticipo, también se le hagan observaciones al Itbis que pagan anticipadamente las medianas y pequeñas agencias de publicidad y cobran 60 a 90 días después, sangrando el capital de trabajo de las mismas.

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