La justa justicia

Como casi todos los años la celebración del Día del Poder Judicial (PJ) fue matizada por el reclamo de mayor presupuesto. En su rendición de cuentas el presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Mariano Germán Mejía, enumeró muchos logros alcanzados en un año advirtiendo que la única manera de tener un sistema judicial eficiente, es invirtiendo más dinero.

Germán, al frente de la SCJ y del Consejo del Poder Judicial (CPJ) desde el 2011, recordó las más de cuatro millones de resoluciones evacuadas por los tribunales del país en esos seis años y proclamó que la nación no puede quejarse del Poder Judicial. Y la verdad es que sería de mezquinos no reconocer los avances logrados por el PJ a partir del 1997 cuando a diferencia del anterior esquema, donde los magistrados de la SCJ eran designados por el Senado de la República, ahora la responsabilidad recae en el Consejo Nacional de la Magistratura.

Una simple comparación de las dos etapas muestra progresos abismales en cuanto a recursos humanos, profilaxis, capacitación así como fiscalización técnica y administrativa. Sin embargo, la realidad es que pese a los logros, aún falta mucho por hacer en cuanto a tema judicial y muchas de esas tareas no tienen necesariamente que ver necesariamente con el dinero, sino con el desempeño moral de algunos sus actores así como el monitoreo y la supervisión de las conductas y la drasticidad en los castigos.

Pero vale destacar que aunque el 7 de enero la atención apunta solo hacia la SCJ, para la población, que reclama no solamente de una justicia más justa sino más eficaz, menos onerosa, diligente e imparcial, lo que importa es el resultado y en esa búsqueda de respuesta están los jueces, los fiscales y la policía.

Por tanto, e independientemente a la definición técnica, para la gente el que haya justicia es igual a que todos los elementos funcionen para un mismo propósito ya sea en materia penal, civil, comercial o migratoria. Un escenario donde lo que se desea es que haya un régimen de consecuencias para que el que la hizo la pague y que igual que el pobre, un rico infractor también sea castigado, que el político corrupto caiga preso y los presos no se escapen, mueran ni revivan de las cárceles.