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En la diana

Primer Tiro La entrega anterior generó un intenso y extenso debate a lo interno del colectivo de la “Peña Económica”, compuesto por un selecto grupo de economistas que estudia y analiza la economía dominicana en todas sus dimensiones. El debate giró en torno a la teoría del “efecto esteroide”, según la cual una parte importante del crecimiento de la economía seria explicada por un “endeudamiento público excesivo”, y que es rechazada y refutada por el autor de esta columna. El planteamiento sustentado en la citada entrega postulaba que un crecimiento con esteroide no era compatible y consistente con la reducción de la pobreza multidimensional que reflejan los datos de ENHOGAR correspondiente a los años 2005 y 2017, lo cual no pudo ser rechazado por ninguno de prominentes y brillantes economistas que forman parte de dicho grupo. La esencia o núcleo básico de la hipótesis defendida por el autor es que el conjunto de reformas llevadas a cabo durante los últimos años constituye un marco institucional que aumenta el impacto de las políticas públicas en el crecimiento, y que el financiamiento con deuda de la inversión pública de alto impacto es consistente con el equilibrio de la equidad intergeneracional.

Segundo Tiro El principal elemento a tomar en cuenta para estimar el impacto de un aumento del gasto público financiado con deuda en el crecimiento es el multiplicador keynesiano, el cual es significativamente mayor que el correspondiente a la situación en la que el mismo se financia con impuestos. Con una mayor proporción marginal al consumo, con un componente importado que no ha aumentado de manera importante, y con una velocidad de transmisión mayor, el multiplicador del gasto público es hoy mayor que el de hace veinte años. Cada peso dominicano gastado en inversión pública podría estar generando ingresos adicionales entre cuatro y cinco pesos, y aunque el pago de intereses ha crecido como proporción de los ingresos tributarios, los ingresos adicionales que ha generado el efecto multiplicador del gasto público se ha incrementado en una cuantía mucho mayor, pues el mismo también debe ser calculado como proporción de dichos ingresos, lo cual no es tomado en cuenta por algunos economistas miembros del selecto grupo ya citado.

Tercer Tiro El no tomar en cuenta el crecimiento en los ingresos que produce la inversión pública financiada con deuda es solo una parte de la debilidad del enfoque analítico de muchos de los miembros de la “Peña Económica”. Pero el no tomar en cuenta, y algunas veces ni siquiera comprender, que no financiar con deuda gastos de alto impacto social es hacer más ricos a los ricos de mañana a costa de hacer mas pobres a los pobres de hoy, es una omisión imperdonable. No es la deuda bruta la que se debe medir y evaluar, sino la neta que resulta de restarle a la anterior las inversiones en infraestructura y capacidad productiva que heredaran las generaciones futuras.

Si el valor presente de los ingresos futuros que generaran dichas inversiones a partir del inicio de la próxima generación es mayor que el incremento en la deuda pública con que las mismas se financiaron, dicha generación disfrutara de un mayor bienestar que la actual, y además de neveras, televisores y otros aparatos, también dispondrán de aplicaciones para identificar el pasivo optimo y las inversiones que dejaran a la generación que les sucederá.

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