Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

ORLANDO DICE

Generosos en Navidad

UNO: LA AUDACIA DEL POBRE.- Las cajas de comida que se reparten para estas fechas están sorprendidas, primero, porque se multiplicaron. El gobierno dio como si fuera una maldad y no la acostumbrada generosidad. Aunque debe tomar nota, pues una cosa es la gratitud del beneficiario y otra la censura de los que sirven la mesa con recursos propios y consideran la caridad ofensa. El corto fílmico más visto durante estos días fue el asalto a un camión, aunque nadie asumió el crédito de ese cinema verita ni ubicó el hecho. Con reportar el desorden era suficiente, y el operativo pagó culpas ajenas. Habría que preguntar a qué se debe lo que sucede cuando un vehículo se vuelca en la carretera cargado de cerveza. O se toman las pertenencias de un accidentado. El dominicano que se aprovecha del vuelco o del accidente no es diferente al que por estos días llevó a cabo esa hazaña tan singular de cogerse a la brava lo que estaba destinado a otros. Aun cuando sí la apreciación. Se lamenta un hecho y se aplaude el otro. El criterio varía de acuerdo a filiación política y escuela social. El pillaje al camión de la cerveza se origina en la falta de consecuencia. La delincuencia anda suelta y no le importa nada. El hurto de las cajas de comida es expresión del hambre. La población no tiene en qué caerse muerta y con esa audacia sobrevive…

DOS: LA GENEROSIDAD DEL OTRO.- El segundo punto también sorprende, pues aun cuando se hace imposible competir con el gobierno, otros sectores se mostraron generosos en Navidad. No dieron tanto como el Plan Social, pero tampoco se marginaron en cuanto a reparto. Y el hecho es interesante por maniqueísta. Cuando la caridad es oficial es mala, pero si es opositora es buena. Una cuestión difícil de discernir, y sobre todo de asumir. Implicaciones a la vista. El problema no sería dar, o dar mucho, sino quién lo hace. Aun cuando la motivación sea la misma: la política. El gobierno juega con la pobreza e indigna a una parte de la población. La moral siempre anda merodeando y no pierde oportunidad de avergonzar. Sería de lugar conocer la razón, lo mismo que la reacción, al gesto precario de la oposición. Así podrían entenderse determinadas actitudes y acciones. Si la fortaleza del gobierno está en los repartos ocasionales, como ahora en Navidad, o la asistencia directa y permanente a familias por medios de los distintos tipos de bonos, lo justo sería eliminarlos en caso de llegar al poder. Sin embargo, no. No solo no se plantea, ni propone, sino todo lo contrario. La promesa es mejorarlo, y la experiencia en otra administración fue replicarlo…

TRES: CON DINERO LA MAGIA SE HACE.- El tercer punto aclararía la situación. Parece no es tanto la generosidad del gobierno o del partido, en caso de oposición, como la exigencia de la población. Los políticos en campaña lo viven a diario, aunque no lo confiesen ni protesten. El electorado no quiere discurso ni promesa, y mucho menos principios. El saludo de entrada es para desilusionar a cualquiera, pues implica un esfuerzo mayor. Un esfuerzo impensado, pero que prontamente se convierte en parte del todo. Lo mío alante es la contraseña. Claro que la culpa de ese utilitarismo la tienen los políticos y las muchas leyendas que circulan de riquezas acumuladas. La política, entiende el común de la gente, es ganancia pura, y justo que la compartan. Si invierten en los equipos de campaña, en propaganda, justo que también en la gente. Es la razón del costo inmenso de la política, y que contrario a lo que considera la Ley de Partidos y aplicará mediante reglamento, no cambiará. No será tan fácil decir que no hay, mostrar las manos peladas y voltearse los bolsillos. La precariedad ni compra ni vende. Al picapollo y los quinientos pesos no se llegó de un solo jalón, y lo mismo el voto al mejor postor. Si el político es pícaro, las bases del partido o masas –en sentido general– podrían ser peores…

CUATRO: ENTRE POSE E HIPOCRESÍA.- Leonel Fernández descubrió fuera del gobierno que el liderazgo verdadero reside en los sobrecitos que se reparten al momento de estar en el poder. Habrá gloria en la medida que haya fondos con qué costear la lealtad. Lo gratis se acabó hace tiempo. Recuerdo ahora lo que me dijo un dirigente de base, medio en serio y mitad burla. Reunidos los compañeros, mostró dos cajas. Dijo que en la de la izquierda estaban los principios y en la de la derecha comida, bebida y dinero. ¿Qué cual preferían? Al unísono respondieron que la de la derecha, en la que había comida, bebida y dinero. La de los principios fue avergonzada. Igual me viene la mente otra historia similar. La de dos profesionales muy reconocidos que fueron de la capital al interior a dar una charla a favor de su candidato, y cuando ya estaba el local repleto y ellos listos para empezar, alguien de la calle voceó: “Llegó la madera y el zinc del gobierno”, provocando una estampida parecida a la de bisontes en las películas del viejo Oeste. No hay que decir que ganó el aspirante oficialista. De manera que en esto de los repartos, las críticas resbalan, ya que en el fondo lo que hay es una competencia entre pose e hipocresía...

Tags relacionados