RELATOS CORTOS

De “Punta Borrachón” a la torre de Macao

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Roberto ValenzuelaSanto Domingo

El debate sobre la conveniencia o no del turismo de torres, me hace recordar una anécdota del empresario Frank Rainieri, el emprendedor presidente del Grupo Punta Cana, durante un acto encabezado por el expresidente Leonel Fernández. Fue el inicio de un nuevo proyecto habitacional para retirados, con lo que se expandía y solidificaba el turismo de Punta Cana.

Sucede que lo que hoy es el inmenso Aeropuerto Internacional de Punta Cana (una marca país) era originalmente una pista de aterrizaje, más bien un trecho limpio, donde aterrizaban pequeñas avionetas.

El presidente del Grupo Punta Cana hizo la anécdota de cuando el presidente Joaquín Balaguer acudió al acto de inicio de la construcción del aeropuerto y demás obras del complejo donde bromeó diciéndole que “si el amigo Rainieri no pudo haber encontrado un lugar más lejano”. Rainieri mostró una foto de Balaguer, con su característico sombrero negro, llegando al lugar.

Ese remoto lugar (por la falta de comunicación vial) se llamaba “Punta Borrachón”. Rainieri (siempre visionario) tuvo la ingeniosa idea de cambiarle el nombre por Punta Cana, por la abundante presencia de matas de canas en la zona.

Los primeros inversionistas fueron unos norteamericanos que llegaron en 1969. En 1971 abre las puertas del primer hotel de la región: Punta Cana Club. El Aeropuerto Internacional Punta Cana inicia sus operaciones el sábado 17 de diciembre de 1983. Fue el primer aeropuerto internacional privado del mundo, según la página web del Grupo Punta Cana. Dice que el arquitecto Óscar Imbert Domínguez fue el responsable del diseño.

Recibió su primer vuelo internacional (un doble turbo aviones de hélice) desde San Juan, Puerto Rico con 20 pasajeros. Para 2012 había recibido más de cuatro millones de pasajeros. Hoy en día, es el más grande del Caribe y que el año pasado, 2017, movilizó 7.5 millones de pasajeros.

Ahora Macao

Como se puede observar desde que el emblemático presidente Balaguer acudió al lugar, ha habido un astronómico desarrollo, generando empleos y sacando de la pobreza a muchas comunidades de la zona.

Ahora se presenta el proyecto de inversión de 600 millones de dólares en el nuevo hotel Moon Palace en Macao, pero hay un sector de los hoteleros de la región Este que se opone.

La urbanista Amparo Chantada afirma que aunque “Rainieri grita” (se opone a las torres en Macao), él gana en definitiva con esa clientela cautiva”. La catedrática universitaria Chantada aclara que Punta Cana se beneficiará, “pero si no le construyen otro aeropuerto al lado del suyo”.

Urge un entendimiento entre el Ministerio de Turismo y los que se oponen a la obra, pues los reporteros que hemos hecho reportajes de la zona, estamos alarmados con la pobreza de Macao. Es un poblado donde en la actualidad no hay ninguna inversión turística. Es preocupante la falta de oportunidades y la ausencia de fuentes de trabajo.

El Moon Palace será la primera inversión turística a ser desarrolla en el lugar y según los ejecutivos del proyecto, aportará unos cinco mil empleos, así como viviendas para los empleados y un salario equivalente a un 25 por ciento más del que prevalece en la actualidad en los hoteles del Este.

Pero, además, ofertará 2,149 nuevas habitaciones, 21 restaurantes, 7 bares, 8 piscinas, 80 cabinas de SPA, campo de golf y parque acuático, entre otros atractivos, pero aun así es confrontada con alegatos vinculados a la altura, rentabilidad y el medio ambiente.

En los últimos días una parte de los hoteleros cuestionan la base legal que ampara la construcción de la torre de 18 pisos que alojará al nuevo hotel y, aunque, según el Ministerio de Turismo, Francisco Javier Fernández, siempre han estado al tanto del tema, ahora califican como “clandestina” la resolución número 673-07 que emitiera Turismo en el año 2017.

Turismo dice que desde esa fecha hasta el 2017, todos los sectores conocían sobre la construcción y altura de la torre, principalmente los directivos de la Asociación de Hoteles del Este (Asoleste) y Asonahores, y nadie en absoluto hizo ninguna objeción a lo largo del tiempo. ¿Por qué ahora?

La “respuesta” la saben los opositores a la obra; pero la gente de Macao, lejos de cualquier debate, lo único que saben es que la respuesta a sus problemas de extrema pobreza: desempleo, abandono… está en la construcción del Moon Palace.