Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

Y a pesar, Sancho, la salud se consolida

Iniciamos esta entrega excusándonos ante nuestros lectores por haber informado que el aumento de la cápita para financiar la Atención Primaria propuesta de la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril) aumentaría la cotización de empleadores y afiliados al Régimen Contributivo (RC) del Seguro Familiar de Salud (SFS) del Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS).

Revisando los documentos distribuidos por Sisalril nos percatamos de ese error no intencionado.

La cápita que cubrirá los RD$128.32 pesos que se pagaría como cuota fija mensual a los centros adscritos a la Atención Primaria por afiliado enrolado saldrá del Fondo para la Atención de la Salud del SDSS; así, la propuesta de Sisalril no incluye aumento en las cotizaciones.

Aclarado esto, abordamos nuestro tema: invitando a la ciudadanía a observar que, a pesar de las informaciones sensacionalistas despachadas sobre la incidencia de algunas patologías en el territorio nacional, el sistema de salud dominicano está mostrando eficiencia y capacidad de resolución y respuestas en la cura y prevención de enfermedades transmisibles por agua y vectores, logrando mantener a raya otras enfermedades ya erradicadas del territorio nacional.

Nos referimos a que, pese a la situación que registran las mortalidades materna y neonatal, están en cero las muertes por difteria, polio, rubéola y sarampión.

Como se sabe, las enfermedades pueden surgir en cualquier momento y por cualquier causa, especialmente en naciones de ingreso medio y bajo, con déficits en el saneamiento urbano y rural, en el suministro de agua potable y, por demás, azotadas ópor su ubicación geográficaó por períodos de inclementes lluvias que propician la proliferación de plagas de moscas, mosquitos, roedores, entre otros, empujando hacia la superficie y distribuyendo por doquier las heces de animales y humanos contagiados.

En una situación así, es imposible evitar totalmente el surgimiento e incluso el aumento de los casos de infecciones por esas enfermedades contraíbles y contagiadas por el agua, los alimentos, los animales y los insectos.

El éxito o fracaso del sistema de salud deben medirse por su capacidad de respuestas ante estos, por su posibilidad de evitar las muertes asociadas a esas causas.

Reducida la mortalidad por Cólera, como está hoy, al 7.14% del promedio semanal que registraba en el 2015, autoriza a hablar del sistema de salud dominicano como uno que avanza hacia la eficiencia.

Traer el dengue al 1.44% de lo que era en la semana 45 del 2015 (8 al 14 de noviembre de dicho año) permite decirlo con más fuerza.

Empujar a la baja las muertes por malaria hasta el 33% de los fallecimientos que entonces producía, autoriza a pregonar que avanzamos.

Que por tos ferina y enfermedad meningocócica mueran hoy el 75% y 50%, respectivamente, de los que por sus causas fallecían en el 2015 permite que redoblemos la confianza en salud, señalando los progresos en las capacidades resolutorias de los centros de salud nacionales y en los controles que al efecto ejerce el Ministerio de Salud Pública.

Con mayor autoridad permite afirmarlo que la difteria, el polio, la rubéola y el sarampión registren hoy valor de cero, para sus casos reportados y para las mortalidades asociadas a ellas.

Esperanzador resultado ha obtenido Salud Pública al empujar hacia la baja, con relación a los niveles promedio que reportaban en la semana 45 del 2016 (6 al 12 de noviembre de ese año), enfermedades que significaban riesgo y zozobra para la sociedad y familias dominicanas.

Así han reducido las muertes por Cólera: al 4.35% de lo que entonces promediaban semanalmente; el Dengue, al 3.13%; la Malaria, al 50%, revelando que la mejora ha sido sostenida; el tétanos, otras edades, al 76.92% y la enfermedad meningocócica, al 50% de su promedio semanal para ese año.

Quedan sí, y se están enfrentando, retos que las autoridades de salud tienen en la mira. Los temas que exigen atención, humanidad y enfoque comprometido del sistema y los servicios de salud, especialmente de sus médicos, enfermeras y personal a cargo, están relacionados con la tozuda permanencia del inhumano nivel de mortalidad neonatal que empuja a la mortalidad infantil a continuar creciendo. En este caso, el más sensible de todos óporque nos priva de la presencia de nuestros ángelesó, pedimos notar que, sin embargo, en las primeras 45 semanas del corriente año, comparado con igual período del 2016, el crecimiento promedio semanal de muertes infantiles ha caído en 30.44%, no así en términos netos, en los que ha crecido +10.93%. Es decir que su crecimiento está hacia la baja.

Rabia humana y tétanos son amenazas para la salud de los pobres que reclaman mayor responsabilidad de los padres en la vacunación de los hijos. La pobreza no significa descuido ante una atención en salud que el Estado suple gratis en los hospitales y sus redes de servicio. Aunque las muertes que causa son pocas (2 y 10, respectivamente), de contraerse representan un peligro de muerte y por eso hay que detenerlas.

Sobre la leptospirosis hay que aumentar la prevención familiar y pública. Erradicar la irresponsabilidad de no vacunar a los animales domésticos ni a los hijos. Es una dicha estar ubicados en una zona lluviosa y un país paradisíaco. También, una tragedia que gente habite zonas en riesgo de inundaciones. Aunque como promedio semanal del 2015 al 2016 las muertes por esta causa crecieron +156%, de 2017 a 2018 han bajado en 13.56%.

Son los resultados auspiciosos a consolidar. También en mortalidad materna: para igual período, descendió 26.50% con relación al 2017, colocándose por debajo de sus niveles del 2015.

Ante las mortalidades materna e infantil, el sistema y la atención deben recuperar el empuje logrado en la semana 45 del 2016: con relación a igual período del 2015 cayeron en 23.53%, y 18.56%, respectivamente.

Estos datos confirman que el sistema dominicano de salud puede. Que se está trabajando en la reducción de las mortalidades causadas por las enfermedades bajo control. Que empujar a la baja las mortalidades materna e infantil es éticamente necesaria y ciudadana y médicamente posible.

¡Manos a la obra!

Tags relacionados