Opinión

RELATOS CORTOS

No hay razón para homenajear a Lincoln, Bolívar y Gómez

Roberto ValenzuelaSanto Domingo

Aunque pasó desapercibido para las autoridades, el pasado 20 de noviembre fue el natalicio (nació en Santo Domingo, en 1820), Pedro Alejandrino Pina, uno de los nueve fundadores de la Sociedad Secreta La Trinitaria, el 16 de julio de 1838. Esta fue concebida por el patricio Juan Pablo Duarte para crear la República Dominicana.

Pina era un promotor del pensamiento liberal. Como Duarte, tenía el criterio de que en la República Dominicana tenía que imperar un régimen democrático normado por la justicia, según dice un artículo de Diario Dominicano.

El 198 natalicio de Pina no aparece ni en la página de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias, pero registra el nacimiento de Máximo Gómez en la sección de “Fechas Emblemáticas”, aunque aclara que fue Oficial de las Reservas durante la Anexión.

No comprendo por qué el afán de loar a los extranjeros y desterrar a los verdaderos defensores de la patria.

Y es peor todavía: algunos dominicanos motivan el proyecto de cambio de nombre de Peravia por “Provincia Máximo Gómez”. Otros aúpan la iniciativa legislativa de sacar al general Pedro Santana del Panteón Nacional. Y se oponen a que los familiares de Rafael Leónidas Trujillo Molina construyan en su pueblo natal, San Cristóbal, un museo para traer desde España el féretro y recuperar los objetos personales del dictador.

Olvidan que el “generalísimo” Gómez es grande para los cubanos, no para los dominicanos. Por el contrario, en su juventud se le tenía como borrachón, mujeriego: fue acusado de actos delictivos, incluyendo la presunta violación de una joven, según me explica el periodista José Rivas. Se le consideraba como “un españolizado”, que era el término despectivo con que los revolucionarios nacionalistas calificaban de “vende patria” o traidores a los que, siendo dominicanos, sirvieron al gobierno colonial español.

Y que a pesar de estallar la Guerra Restauradora, se mantuvieron del lado de España. Otros, como el general Gaspar Polanco, que perteneció a la caballería española, se unieron a las huestes nacionalistas. Gómez nació el 18 de noviembre de 1836 en Baní, Peravia. Peleó contra su patria natal, en su condición de comandante de las reservas dominicanas del ejército español. Tenía 29 años cuando en 1865 huyó a Cuba.

Posteriormente, también traicionó a España y se unió al ejército libertador cubano con el grado de sargento.

El periodista investigador Pedro María Archambault explica que en las negociaciones de retirada los españoles trataron que los dominicanos que les eran fieles se fuesen con ellos, de permanecer en el país sus vidas corrían peligro. Gómez fue un traidor a su patria y, por tanto, no merece que una importante avenida capitaleña lleve su nombre. No se lo merece.

“El libertador” Simón Bolívar tiene una historia de grandeza en la lucha por la independencia de cinco países. Trató de crear una federación de naciones con el nombre de “La Gran Colombia”. Pero (el “pero” es que lo daña) el título de “libertador” no se aplica para República Dominicana, negó la ayuda que le solicitó Núñez de Cáceres al proclamar la Independencia Efímera. No merece que el país rinda honores y varias calles y plazas tengan su nombre.

En el caso del insigne Abraham Lincoln, reconocido por la emancipación de los negros esclavos, tampoco merece la alta distinción de que una de las principales avenidas de la capital lleve su nombre. Cuando República Dominicana luchaba por reconquistar su independencia pidió su ayuda, solicitando que las autoridades norteamericanas reconozcan el Gobierno Restaurador de Santiago. Lincoln se negó rotundamente.