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ORLANDO DICE

Advertencia de Abinader

UNO: RECALENTADO Y NO DE NAVIDAD.- La impresión fue de que el tema de la reelección se había recalentado en la Cámara de Diputados, al leerse -sorpresivas-- declaraciones de Luis Abinader de que serían expulsados los legisladores del PRM que votaran por la reforma constitucional. Sin embargo, averiguando por aquí y por allí, todo se reduce a un mal manejo, a un humor fuera de contexto. A Abinader le preguntaron y él contestó de manera inadecuada. Debió haber dicho que la reelección no era problema, ya que no estaba en la agenda del Congreso Nacional y el sector del PLD que podría patrocinarla no contaba con apoyo suficiente. Que el bloque de Moderno se mantiene firme en su posición de rechazar cualquier intento. Al hablar como lo hizo, o como se reseñó, dio a entender que la modificación de la Carta Magna era inminente, pues solo así podría explicarse que usara términos tan drásticos, y de paso colocara bajo sospecha a los diputados del partido. Más que amenaza o agravio, la bancada o sus miembros de manera individual merecían reconocimiento. La entereza es un valor, y mucho más en política, y qué no decir en estos tiempos en que lo utilitario está en primer plano. En que todo se compra y todo se vende...

DOS: RESBALANDO EN PISO SECO.- La sensación fue mayor al pronunciarse en igual sentido el presidente del partido José Paliza. Lo de Paliza, sin embargo, fue una forma de apoyar a Luis Abinader ante la reacción de los diputados del PRM que se quejaron de la amenaza innecesaria, inexplicable y sin razón. Hasta ahora y prueba en contrario no han hecho nada que los haga culpables y ni siquiera sospechosos. Abanicó Abinader y se ponchó Paliza si la situación es como la pintan los diputados que replicaron. Eddy Olivares vio la oportunidad y la quiso calva. Dijo que Hipólito Mejía confiaba en los diputados, como forma de ganárselos o poner en apuros a Abinader. El mensaje llegó o provocó, pues el equipo de Abinader encontró un video y lo subió a las redes en que el exmandatario advierte o se expresa en los mismos términos que su oponente interno. En todo caso, y es lo que importa --políticamente hablando--, el principal partido de oposición sirve a los intereses de la reelección al promover situaciones que no vienen a cuento. ¿A qué colgar del cuello un letrero con un ‘se vende’ a diputados que no han transado ni cambiado de parecer? Resbalar en un piso enjabonado o con una cáscara de guineo sería algo natural, hacerlo con una pregunta fue una torpeza que no se sabe por ahora si con consecuencia...

TRES: CUIDADO... SABER O RECORDAR.- Luis Abinader, Hipólito Mejía y José Paliza debieran saber o recordar lo que tal vez tampoco sepan o recuerden los diputados que podrían ser expulsados del PRM por votar a favor de la reforma constitucional, o de la reelección de manera particular. No se puede disponer tan fácilmente como antes del miembro de un partido que incurra en falta. Existen instancias a las cuales se puede recurrir, amparos acreditados y la política tiene rango constitucional a partir de la Carta Magna del 2010, que es la misma del 2015, y todavía vigente. La expulsión no puede llevarse a cabo de manera sumaria, expedita, sino llenando requisitos, sometiéndose a procedimientos. ¿O de qué está el Tribunal Superior Electoral? Una verdadera cuchilla, y el actual, más que el anterior, falla más a favor del militante que del partido. Además, el párrafo 4, del artículo 77, capítulo I, título III, dice: “Las y los senadores y diputados no están ligados por mandato imperativo, actúan siempre con apego al sagrado deber de representación del pueblo que los eligió, ante el cual deben rendir cuentas”. Los partidos, todavía, no adecúan los estatutos a la nueva Ley de Partidos, pero tampoco a la Constitución. Los órganos --o altas cortes-- sí están constituidos...

CUATRO: CON CARABINAS VACÍAS.- El párrafo 4 del artículo 77 de la Constitución de la República deja bien claro a qué se debe el senador y el diputado. No es al partido, es a la República. No existe mandato obligatorio, el mandatorio. Así, Luis Abinader, Hipólito Mejía y José Paliza no podrían castigar faltas, en el caso de que incurrieran, o tendrían que hacerlo de acuerdo a un protocolo difícil de aplicar. Apuntarían y dispararían con carabinas vacías. Eso no quiere decir que los legisladores sean cosa aparte y no estén sujetos a disciplina. Solo que no puede actuarse en su contra como si fueran súbditos de poderes absolutos. La situación ahora es diferente, aun cuando todavía los propios interesados no se acostumbran o no conocen las nuevas reglas del oficio. De los códigos pendientes de aprobación se objeta que sean garantistas. Igual sucede en la política. La autoridad se aprecia y se preserva, pero lo autoritario repele y se rechaza. Fijarse en la Ley Electoral que cursa y en la que se pretende reducir los poderes del presidente de la Junta Central Electoral, de manera que su jurisdicción sea menos imperativa y comparta su alcance con los demás miembros. La democracia, dicen (es la idea), sale ganando, pues prima lo plural, lo legal y poco lo medalaganario...

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