Carrusel de vivencias

Podría pasar años narrando las vivencias que en distintas épocas se presentan, muchas de ellas cargadas de emociones, de sorpresas, otras hirientes y hasta constructivas.

En fin, son ilimitadas y variadas. Como es tanta la diversidad, el tiempo de vida podría no alcanzar para narrarlas. Pensé entonces, concebirlas como si fuera un carrusel, en la que los interesados puedan verse reflejados. Refiero solo algunas.

Cuando observamos, en movimientos y grupos de cristianos una rebatiña por los primeros puestos, y al escalarlos quieren mantenerse aferrados a ellos por años sin término. Cuando se niega a servidores de Dios a dar un retiro a parejas de casados sólo por los celos y de que no afecte su protagonismo.

Cuando despojan a alguien de un premio del cual es merecedor para otorgárselo a otro solo porque lo necesita económicamente. Cuando no invitan a alguien a una reunión de cristianos simplemente porque se negó a hacer algo que su conciencia le impedía. Cuando le prohíben a alguien presentar un libro de un amigo que narra experiencias cristianas, sólo porque no se prestó a dar un anuncio de una empresa que promocionaba la deshonestidad. Cuando un perturbador impenitente nos acosa y saborea sus infamias y del que debemos sentir lastima.

Contrario a esto, hay buenos ejemplos, como es el caso de una estación de televisión local, que decidió hace algún tiempo no hacer más transmisiones comerciales para dedicarse a transmitir mensajes cristianos.

No debemos sentir frustración cuando lo hemos dado todo desinteresadamente y no hemos recibido nada a cambio, porque cuando nos sentimos impotentes es que somos mas fuertes en el Señor.

Cada vez que somos presa de estas inconductas el desencanto no puede hacernos renunciar a los valores que sustenta nuestro accionar. No olvidemos que el arma favorita del demonio es sembrar la arrogancia del amor propio que adula y a la vez pervierte.