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PUNTO DE MIRA

Reeleccionistas no tienen ojos ni orejas

A veces el sencillo análisis ni el complejo, bastan para entender la lógica del actuar de ciertas personas. Tienen rasgos humanos y parecen casi humanos pero su comportamiento los extraña del género. Son primitivos, egoístas, ambiciosos y abusadores del poder porque basan su vida en la ley del más fuerte. No respetan reglas ni leyes. Tienen la idea de que todo es para ellos.

Así veo al reeleccionista. No tiene reparos en comprar conciencia con el dinero del erario para poder modificar los reglamentos sociales y perpetuarse en el poder.

No soy contrario a la reelección. Incluso apostaría porque fuera sin límites de períodos, pero con reglas de competencia que se cumplan para abrirle oportunidad de liderazgos emergentes.

No obstante, me irrita el abuso de quienes por tener el poder compiten con ventaja o cierran las puertas a la libre competencia. Entiendo que la compra de conciencias para obtener votos favorables en apoyo al atropello constitucional es un grosero abuso del poder.

Es tanto peor del jefe que presiona a la empleada con la latente amenaza de despido si no accede a ceder sus favores horizontalmente.

Hay niveles y formas de delincuencia. Comprar legisladores es un doble delito porque abusa del poder para presionar y usa el soborno para convencer, aunque hay que convenir que quienes se prestan a ser sobornados, son peores que prostitutas políticas con plena conciencia de clase.

Los cegados por la ambición de poder o miedo a las consecuencias de su ilegal uso del gobierno son sordos a la opinión pública y enmudecen a los requerimientos de respeto a las reglas de juego.

La sociedad es un carillón contra la reelección, pero el desparpajo sigue. Mientras los voceros de la sociedad civil dicen que no apoyan la reforma constitucional para abrirle paso al continuismo, los voceros pagados, los muñecos parlamentarios del ventrílocuo, afirman que tienen los votos para derribar el muro constitucional que impide a Danilo Medina ser nuevamente candidato.

Recientemente Circe Almánzar expresó estar en desacuerdo con la reforma constitucional y que su acción encaminada en esa dirección pone en peligro la seguridad jurídica nacional. Es una reiteración que los desorejados no quieren oír.

Mientras la señora Almánzar advertía sobre la seguridad jurídica, los diputados Elpidio Báez y Luis Henríquez aseguran tener los votos para que Danilo siga.

En un prostíbulo no hay pudor. Lo sabemos.

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