Santo Domingo 24°C/26°C few clouds

Suscribete

Política exterior y la diplomacia

Avatar del Listín Diario
MANUEL MORALES LAMASanto Domingo

Debido a la importancia que han adquirido los asuntos de carácter internacional en las últimas décadas, para los estados, tiende a redimensionarse el rol de la diplomacia como canal ejecutor de la política exterior. Esto, en la medida en que se le concede el manejo eminentemente profesional que demanda, de conformidad con los requerimientos contemporáneos y en función de los intereses nacionales de cada país.

Sin lugar a dudas, las funciones de la diplomacia de este tiempo son cada vez más técnicas y complejas, lo que exige mayor capacitación institucional de los Ministerios de Relaciones Exteriores. En ese sentido, ha resultado crucial, para las Cancillerías modernas, el mejoramiento profesional. Así como, responder a las necesidades de especialización y de constantes actualizaciones en el contexto de programas que responden a una bien sustentada planificación. La cual deben ejecutar consistentemente sus Centros Académicos de Formación, lo que suele resultar esencial para el imprescindible objetivo de poder llevar al plano de las relaciones internacionales los propósitos del desarrollo nacional, sobre todo aquellos vinculados al “crecimiento económico sostenido y a la superación de la pobreza”. Lo que tiene lugar a través del ejercicio de la diplomacia “en sus dos grandes formas de expresión”: bilateral y multilateral.

Para alcanzar ese fin, deben estar presentes los esfuerzos del país orientados a la consolidación del “estado de derecho y la democracia”, por ser fundamentales “para el afianzamiento de la ruta hacia el desarrollo nacional” en el ineludible marco de la justicia y la equidad.

En tal contexto, es oportuno recordar que la negociación, como instrumento de acción de la diplomacia, se ha convertido en el medio diferenciador “que caracteriza a la diplomacia como distinta de otros medios de acción exterior, como puede ser el uso de la fuerza”, constata Martinez Morcillo. Por ello el vocablo negociación, que es común a todo tipo de acción humana, adquiere en el ámbito de la diplomacia un contenido específico. Se puede asegurar que hoy, la negociación, ha resultado ser la técnica más efectiva para el fomento de los intereses nacionales.

Procede también precisar, que la política exterior, cuya aplicación se manifiesta por una serie de decisiones que generalmente se ejecutan en el ámbito de las relaciones y los canales diplomáticos, debe concebirse, sostiene J. Duroselle, como una actividad continua que, conforme a los correspondientes bien sustentados criterios, asume un gobierno para enfrentar situaciones que están fuera de su competencia directa, en la actual dinámica de la política internacional. En el entendido de que esta última, a diferencia de la política exterior, se refiere a los procesos de interacción entre los estados (y de estos con otros sujetos de Derecho internacional), conforme a sus intereses en el ámbito internacional.

Al respecto, según observa E. Vilariño, la diplomacia no tiene existencia separada de la política exterior, ambas instituciones son interdependientes e interactivas. A lo que el autor añade: La política exterior tiene un carácter sustantivo, “mientras que la diplomacia un carácter objetivo”. Más aún, la diplomacia “no es el fin, sino el medio; no un propósito, sino un método”. En igual dirección H. Nicholson afirma “una y la otra (política exterior y diplomacia) conciernen al ajuste de los intereses nacionales con los internacionales”.

Como referencia práctica, cabe insistir, en que de acuerdo a la legislación interna de cada país suele corresponder al jefe de Estado la formulación y dirección de la política exterior. Y su ejecución, generalmente, corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores (Cancillería y Servicio Exterior), teniendo a su titular como eje nodal de esa gestión.

Es evidente que los agentes diplomáticos no trazan necesariamente los principios de la política exterior de los estados que representan, participan sin embargo, en determinada medida, en la formulación o en la modificación, de tal política a través de sus (profesionales) informes desde sus puestos en el extranjero (R. Ragala).

Resulta esencial para este ejercicio identificar con precisión, mediante “amplias y consistentes” labores de investigación y las indispensables periódicas evaluaciones, el rol que debe desempeñar el país dentro de la comunidad de naciones en su conjunto y en los grupos regionales en particular. Igualmente, con cada uno de los estados con los que haya establecido relaciones bilaterales, asimismo con los organismos internacionales en los que mantenga representación permanente, en sus relaciones multilaterales.

Como base para ello, debe obtenerse a través de las labores técnicas respectivas un “diagnóstico” sobre la actual realidad nacional; inclusive, tales labores deben precisar, entre otros fundamentales asuntos, el nivel de competitividad de la producción exportadora del país, a fin de que puedan tomarse las providencias correspondientes (G. Ruales).

Cabe puntualizar, finalmente, tal como sostiene, J. A. De Yturriaga Barberán, en su más reciente obra titulada: Los ”rganos del Estado para las Relaciones Exteriores, publicada por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación del Reino de España: Colección Escuela Diplomática, que en esencia: Diplomacia y política exterior son dos conceptos diferentes que están íntimamente relacionados. La política exterior “traza las directrices de la acción internacional del Estado” (“Decision Making”), mientras que la diplomacia se ocupa de su ejecución.

Tags relacionados