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Señor Presidente: Rompamos con el aborto

¿Vas a participar el próximo domingo, día 9 de septiembre, en el encuentro a favor de la vida y contra el aborto? La cita es frente al Congreso Nacional, a las 4 de la tarde. Toda persona consciente del valor de la vida y del disparate que es despenalizar el aborto, debería hacerse presente en esta actividad.

Pero sé que, a pesar de que vivimos en un país democrático, hay mucha gente que no se dará cita este domingo frente al Congreso, por la presión que ejerce el hecho de que es el señor Presidente de la República quien está promoviendo que se introduzcan las tres causales en el Código Penal para despenalizar el aborto.

¿Quiénes no se atreverán a participar en esta actividad a favor de la vida y contra el aborto? Sin dudas no irán los funcionarios, los militares y policías y los legisladores del partido de Gobierno. Tampoco irán los potenciales candidatos de otros partidos que se pronunciaron a favor de esa crueldad, los periodistas y comunicadores que consideran que los tacharían de conservadores y tantos otros que han coqueteado con esta posición del Gobierno.

La recién experiencia de Argentina, donde se rechazó el intento de darle licencia de corso legal a quienes no tienen reparos en atentar contra la vida, despenalizando el aborto, debe servirnos de estímulo.

Ante estos resultados negativos en Argentina, un grupo de fanáticos del aborto hicieron un acto público bajo el slogan: “Rompamos con la Iglesia”. Ignoran que la defensa de la vida y la lucha contra el aborto no es un tema religioso, sino que se trata del más elemental derecho por el que todos, creyentes o no, debemos luchar.

Han hecho creer a conciencias ingenuas que el tema del aborto es algo religioso y que, al amparo de la separación de la Iglesia y el Estado, no se puede imponer la visión del valor de la vida a quienes no se sienten identificados con ninguna creencia.

Este argumento es un engañabobos, como es también decir que el concepto de matrimonio y de familia hay que laicizarlo para darle entrada a cualquier tipo de experiencia sexual aberrante.

Inspirándome en lo antes comentado, se me ocurre decirle a quien ocupa la primera magistratura de la nación: “SEÑOR PRESIDENTE, ROMPAMOS CON EL ABORTO”. Es usted quien ha hecho que el Código Penal patine en el aire por tanto tiempo, a pesar de la aprobación del Congreso.

Contrario a las estadísticas amañadas, apuesto peso a morisqueta que la mayoría de este pueblo es respetuoso de la vida, no sólo por ser religioso, sino porque lleva en su ADN la dignidad y la irrenunciable vocación de lucha por su soberanía.

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