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Oír a la JCE

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Aunque el tiempo apremia, antes del Congreso convertir en ley cualquier iniciativa sobre los partidos políticos que mañana pudiera significar un adefesio o un inconveniente mayúsculo para que la JCE pueda desempeñar con éxito su papel institucional, hay que oír y ponderar los argumentos del presidente y el pleno del órgano electoral.

Con todo y que en este caso lo que mas cuenta -y ha contado- son los intereses políticos particulares (de ahí que con la pieza se haya dado tantas vueltas y no se tiene una ley todavía), el magistrado Julio César Castaños Guzmán le hablo claro a dirigentes y delegados de las organizaciones partidarias que convocara, sobre cuales eran los riesgos si a la institución se le ponía una camisa de fuerza y se le obligaba por ley a algo que no podía cumplir. Se habló esa vez, entre otras cosas, de tiempo, de dinero y de los grandes riesgos a los que se podía exponer al organismo, de aprobarse una pieza como algunos sectores políticos pretenden. Y hasta ahora, lo menos que se ha hecho es tomar en cuenta la opinión del organismo electoral expresaba en proyectos sometidos al Congreso en más de una oportunidad. Además de “escaramuzas” recientes, con convocatoria irregular de la comisión que maneja la controversial pieza en la Cámara de Diputados, como elemento nuevo estuvo el documento del expresidente Hipólito Mejía, en el que -chocando con la posición oficial del PRM- vuelve a insistir con lo de las primarias abiertas y con que las organice y supervise la JCE (¿). A propósito de esto, y ante un giro que diera el PRSC con respecto a lo que era tema del Bloque Opositor, ayer decía Guillermo Moreno que “mientras no se respeten los acuerdos, no habrá confianza para llegar a la unidad de los partidos de la oposición política del país”. Cuando era del PRM que venía la sospecha, Rafael Chaljub Mejía escribió que “si esa alianza se dispersa ahora, será difícil procurar una alianza electoral más adelante, y el PRM no debía cargar con la acusación de que faltó a la palabra empeñada y a los compromisos contraídos, ni aparecer como el responsable de la liquidación del Bloque Opositor (...)”. Ya no es el caso, salvo la “manito” que ha querido dar Hipólito. Pero en fin, la JCE debe ser solo árbitro y certificar procesos, no empujarla a riesgos en los que pueda perder el descrédito.

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