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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA

La Inquisición evaluada

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.Santo Domingo

Si nos esforzamos por entrar en aquel contexto, encontramos una sociedad monolíticamente cristiana, y nada pluralista. Por primera vez, la sociedad tomaba conciencia de un peligroso grupo clandestino, radical y hostil a la misma existencia de la sociedad, ¡rechazaban el matrimonio! Las autoridades temporales también eran súbditos del Papa y se sentían obligadas a seguir sus directrices. La sociedad compartía la opinión de que era necesario dar castigo a los herejes. Los Obispos y los reyes dieron su aprobación a las medidas severas. Los Reyes y príncipes iniciaron la represión judicial. El Derecho romano, ahora era mejor conocido, consideraba la herejía como un crimen de lesa majestad. Así se justificó la tortura y muerte de los impíos cristianos, rebeldes contra Dios mismo, y por tanto, en su pensar, merecedores de los peores castigos.

Con anterioridad, se había aplicado pena de muerte contra los maniqueos. Se vivía un ambiente de ignorancia de los derechos naturales. No se distinguió entre los que escogieron libremente la herejía y los que habían crecido en la herejía. El poder los llevaba a actuar en la vida pública con descuido de la caridad y la justicia.

Fuera de algunas mentes preclaras, la humanidad tardó mucho en condenar universalmente la tortura, que todavía, en la actualidad es utilizada por todo tipo de gobierno. “No es preciso recordar a qué excesos conducen el miedo al enemigo de dentro, las ideologías belicosas y el poder totalitario” (Knowles y otros, 1973, Nueva Historia de lglesia, II, 376 - 377).

Lenzenberger ha señalado los excesos de la inquisición: “ el -desbordamientoómediante competencias crecientes, aceptación de denuncias, cobertura del secreto de los denunciantes y a los testigos de cargo, exclusión de una defensa eficaz, obtención de -confesionesómediante tortura, tratamiento de una posterior revocación de las mismas como -recaídaó (pena de muerte), ausencia de posibilidad de apelación, ejecución de las sentencias por el brazo secular, aprovechamiento para fines políticos por parte del papado y de algunos soberanosÖ” (1989 :376).

Escribiendo en 1935 Joseph Lortz (1887 - 1975) afirmó: “La Inquisición fue una institución terrible. Por ella ser vertió mucha sangre inocente, por ella se perpetraron muchas crueldadesÖ Öpero no sería históricamente serio querer achacar a la Iglesia en exclusiva los abusos de la Inquisición. -Culpablesófueron igualmente las ideas de la época, todavía rudas y brutales en algunos aspectos, pero naturalmente también la unión vital de lo religioso y lo estatal; también, en fin, hay que destacar con toda energía el alto concepto de la verdadera fe que aquí se manifiesta: es el supremo bien sobre la tierra, a nada comparable, y menos a la vida corporal. La Inquisición y la quema de herejes desaparecieron, no con los reformadores (ellos también las aprobaron), sino con la Ilustración del siglo XVIII”.

“La Inquisición es sin duda el mayor escándalo que ha desfigurado la vida de la Iglesia, y cualquier intento de explicarlo diciendo, que los hombres de aquella época no podían distinguir la herejía de la revolución está desencaminado.

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