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PENSANDO

Alcohol, droga letal

Si bien el consumo de alcohol ha sido un vehículo de desinhibición y diversión para encontrar relajación frente a exigencias de las responsabilidades que se contraen en la difícil tarea de crecer material y espiritualmente en nuestra lucha por vivir, no es menos cierto que su dependencia nos induce a pensar que a través de su consumo podemos evadir las dificultades propias de los obstáculos que encontramos en el día a día, para lograr estabilidad laboral y emocional. Los efectos indirectos del alcohol producen heridas secretas que emergen cuando las personas pierden su control. Nos engañamos a nosotros mismos y respondemos buscando las fallas de otros, y lo peor, justificamos nuestros desaciertos culpando al de al lado. Si nos corrigen al hijo en la escuela, le reclamamos al profesor, nos gusta presumir heridas y recibir condolencias, y como si fuera poco, detestamos que nos recuerden nuestras obligaciones y responsabilidades. El alcohol habita determinantemente en la mayoría de los divorcios, accidentes automovilísticos, violaciones, incestos, adulterios, maltratos a hijos y violencia de género. En principio, las relaciones afectivas parecen beneficiarse con sus efectos relajantes, pero con el tiempo, siempre las relaciones se contaminan. El alcohol modifica el comportamiento de quien lo consume y ocasiona profundos daños a la intimidad de nuestros seres queridos. El daño que se hace una persona a sí misma ingiriendo sustancias adictivas, es tratando de tapar sus propias carencias y querer apagar los incendios que ellos mismos provocaron. Discutir con un adicto egoísta, soberbio e incapaz de reconocer sus errores, es recibir una respuesta de descargo de sus propias faltas. Una vez más la respuesta está en nosotros mismos. El alcohol ha sido parte de nuestras constantes promociones, por tal motivo controlemos su exceso para que no transgreda los límites de la prudencia con que debemos proceder en beneficio de los que nos rodean y de nosotros mismos. En definitiva, el alcohol nos restringe de las verdaderas soluciones de nuestros problemas que son comunes en la consecución de la vida. Busquemos pues la solución en la autorreflexión y alcanzaremos el camino seguro de la razón de nuestra existencia.

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