A donar sangre y a prevenir esos embarazos
A las pendientes por alcanzar —reducción de las mortalidades materna e infantil— el sistema de salud agregó dos nuevas metas, de perentoria urgencia, durante la recién transcurrida semana.
Se trata del compromiso de establecer dos recursos de apoyo y gran valor para la garantía de la vida de la mayoría de enfermos que asisten a los hospitales, por una parte, y por la otra, dar al traste con el persistente nivel de embarazos en adolescentes registrado en el país, un fenómeno visto, entendido y conceptuado como la primera y más activa fábrica del crecimiento de la pobreza en los países subdesarrollados.
En noviembre del 2017, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) llamó la atención sobre la persistencia del porcentaje de hijos nacidos de madres adolescentes en el territorio nacional ya que, además de superar al regional en 5.8 puntos, siendo el 22.3% (2010-2015), se mantuvo estático ante una población menor de 15 años que del 2013 al 2015 decreció en 3.75%, según el “Informe General, ENHOGAR 2015” de la ONE.
El primero e inmediato de estos renovados compromisos es, pues, dejar en operaciones el hemocentro; el segundo y mediato aunque también urgente es reducir esa tasa de embarazos en adolescentes.
Al respecto, el responsable de la cartera de Salud ofreció una perspectiva y enfoque multidimensional, para guiar su abordaje y tratamiento.
Dos eventos fueron las plataformas desde las cuales se comunicaron esos nuevos compromisos oficiales, a los que la ciudadanía debe dar empoderado seguimiento, para impulsar su realización y garantizar que se lleven a efecto y se gestione con calidad e idoneidad.
Ambos requieren decisiones políticas en un marco de altas necesidades sociales y fondos insuficientes. Serán posibles con la asignación y facilitación de recursos tecnológicos, financieros y humanos. Y exitosos, si acertadas e idóneas políticas públicas y gestiones garantistas de sus operaciones y capacidades de respuesta, se idean y ponen en marcha.
El hemocentro es un viejo, soñado e imprescindible proyecto del Sistema Nacional de Salud (SNS); sin él, los servicios públicos en esta área permanecen enfrascados en la incerteza. Hoy la edificación que lo albergará está por concluir en la “Ciudad de la Salud”, que en Santo Domingo Norte construye el gobierno. La obra, que acogerá sus operaciones, es una impresionante edificación ejecutada por el Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales (GCPS), con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En febrero, su realización se encontraba en 85% y su inauguración se esperaba en este mes de junio. La vicepresidente informó que será inaugurado a fin de este año 2018.
Está concebido como la sede y primer centro de servicio de la red del Hemocentro Nacional. Con su puesta en marcha el gobierno pretende empezar a suplir la demanda anual de sangre, estimada en 180 mil pintas, para lo cual inició una campaña de concienciación de la ciudadanía sobre la importancia y necesidad de donar sangre. Así espera colectar 111 mil pintas. Para lograrlo, la vicepresidente propuso algunos incentivos a favor de los donantes. Para hacerlo realidad, la población debe incorporarse apoyando, pues de su vida se trata.
Con relación al embarazo adolescente, el ministro de Salud fue responsable y categórico: “Estamos mal”, dijo. Y expuso su visión sobre este tema: es un indicador directo de la situación de la salud y del Estado de derecho, afirmó. Es decir de la salud y la equidad. Advirtió la existencia de tendencias opuestas en estos ámbitos ya que, en tanto muchos indicadores de salud mejoran, los relativos a la equidad no lo hacen con igual celeridad, constituyéndose en factores propiciadores de una situación que afecta principalmente a las más pobres y a las de menor educación.
De aquí que invitara a no perder de vista la evidencia científica: concebir este fenómeno en una perspectiva multidimensional: bio-psico-social. Relacionándolo con la pobreza (afecta a las más pobres) —dijo, para añadir—, y con la educación, pues cae sobre las de menor educación sexual. Agregó que, finalmente, pone en riesgo la vida de las que tienen menos acceso a la salud porque la tercera causa de muertes materno-infantiles —reveló— es la hemorragia, situación que le llevó a valorar la importancia del hemocentro y la creación de una cultura de donación en la población.
Es una típica situación paradojal, la tasa de embarazo de adolescentes persiste en tanto el porcentaje de la población menor de 15 años disminuye e incrementa del acceso a la educación. La Enhogar/ONE afirma que “el 91.2% de los niños, niñas y adolescentes de 10-14 años ha llegado al nivel de instrucción primario o básico”, creando la oportunidad de reforzar la educación sexual en las escuelas públicas para prevenir esos embarazos en ese segmento poblacional. En lo que se debe insistir.
Queda en manos de la población empoderarse del seguimiento a estas dos iniciativas urgentes: integrarse a ellas, apoyándolas, y velar por su idóneo cumplimiento.