EL CORRER DE LOS DIAS

El castellano inicial americano

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Marcio Veloz MaggioloSanto Domingo

No es un secreto que en la isla de Santo Domingo se inician los primeros usos del español o castellano en América. Son las fundaciones colombinas las que asientan en documentos considerados básicos, esos primeros usos, y es Cristóbal Colon el primero que trata de utilizar la lengua española en las páginas de su Diario recuperadas por el Bartolomé de las Casas. Digo que “trata” porque no era el castellano o español utilizado por el Almirante el mejor modelo del mismo en su tiempo, y porque a pesar de los afeites con que Fray Bartolomé de Las Casas lo acomodara para mejorar su acercamiento al castellano, don Marcelino Menéndez Pidal, en su estudio sobre la lengua de Colon, hace hincapié en el “portuguesismo” de la misma, sin dudas producto de sus ocho años de vida familiar en Portugal, y de su conocimiento del ámbito.

Las lenguas son, desde el punto de vista de los conquistadores, casi siempre una imposición, y quienes dejaron la huella inicial del español en América, no fueron tanto los cronistas ni los documentalistas, sino los que convivieron y estuvieron en contacto con las sociedades llamadas “originarias” y los que masivamente iniciaron el mestizaje. La documentalidad naciente no era para los millones de analfabetos americanos, sino para los mínimos lectores del reino, algunos de los cuales eran analfabetos a medias.

Un castellano popularizado se convirtió rápidamente en modo de hablar que consolidó su presencia desde la conquista, y que, en el caso nuestro, se enraizó en el uso conversatorio al punto de que no generó un creole o lengua criolla, sino que siguió siendo lengua castiza, cuyos arcaísmos se perciben en el habla dominicana actual.

Las ocupaciones producidas durante el segundo viaje de Colon con 1500 hombres y mujeres dispuestos a fundar y sembrar la cultura europea entre los aborígenes durante el establecimiento de la villa de La Isabela, en la costa norte de la isla de Santo Domingo, (cerca del lugar que el Almirante había denominado en su primer viaje como Monte de la Plata), obligaba a una relación cultural en la cual se detalla el aporte del indio y su aprendizaje, lo mismo que la necesidad de intercambio idiomático, iniciado por Colon durante su primer viaje al escoger al indio que llamó Diego, para convertirlo en “Lengua”, y el cual resulto de gran utilidad cuando Colon regresara a la isla con el grupo de indios que llevó a la Corte y que pidió bautizar para sorpresa de Fernando e Isabel. Esta actitud del Almirante, aunque respondiese al interés de conocer al través de este primer “lengua” los secretos de la sociedad taina, para lo cual deposito luego el encargo de aprender el lenguaje de los taínos en Fray Ramon Pané, puede considerarse como uno de los primeros asomos o intentos de la enseñanza del español en tierras americanas así como el primer intento de una manera de pedagogía en tierras de América, por cuanto los indios bajo el mando de Guarionex, recibieron en parte la inicial cristianización aprendiendo nombres y maneras del idioma de Castilla con el mismo Pané quien lo hubo de usar para su contacto con el aborigen y para la recolección de sus datos etnológicos.

La lengua es poder En el segundo viaje de Colon, el Indio Diego, originario de las islas Bahamas, viene convertido casi en súbdito español, en traductor de la lengua taina, ramo de la arawaca continental, y más tarde, según el propio Las Casas en un hombre de cierto poder por su conocimiento del español y sus relaciones personales, al punto de que el Adelantado Bartolomé Colon, a quien terminó sirviendo, quiso proponerlo para hacer el “guatiao”, acuerdo matrimonial, con una de las indias del cacique Guarionex. No hay que dudar que el castellano hablado por el indio Diego, fuera modelo para los indios de su entorno. Figura fundamental por su conocimiento rudimentario y funcional, de la lengua de los conquistadores, sería el primer indio en hablar el castellano de manera entendible, aunque hay otros modelos sobre españoles que hablaron la lengua indígena o que desde el principio de la conquista asimilaron palabras y frases capaces de que lograsen un entendimiento con los pobladores isleños.

Sabemos que ante la necesidad de un contacto que permitiera a Colon entenderse con la población indígena, antes de fi nalizar el siglo XV ya Colon había planeado extender sus planes de hacerse entender y de hacer que la población india entendiera la lengua de España. Para eso había designado al cura Fray Ramón Pané, quien entrenaría indios de la zona donde habitaban los llamados macurijes, entre los que moraban los llamados “niurici”, sabedores de la lengua taina, general de la isla, y de la suya propia, destacándose por su facilidad para el aprendizaje.

Colon, que había asistido muy posiblemente al uso de “lenguas” en sus viajes africanos, poseía una experiencia sobre este aspecto usado por los portugueses y común a la trata de esclavos en las costas de África, las que visitó como marino durante su época portuguesa.

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