EN LA RUTA
Control en la frontera
Las tensiones surgidas el pasado 12 de marzo cuando un grupo de enardecidos ciudadanos de la provincia Pedernales amenazara con sacar por la fuerza a cualquier haitiano que se encontrara en la localidad, parece que ha sido el detonante para que las autoridades entiendan que hay que poner más atención a la frontera.
La reprobable acción de quienes por medio a altoparlantes daban plazo de 24 horas a los extranjeros para abandonar la zona y donde lamentablemente fueron maltratados algunos haitianos que tuvieron que huir despavoridos con sus hijos y pertenencias, hizo necesario el envío de fuerzas militares extras para instaurar la calma. Y es que por más indignación que se tenga (válida en este caso), República Dominicana es un estado cívico y derecho donde nadie puede tomar la justicia por sus manos ni hacer pagar a inocentes por lo que otro ha cometido.
Según las investigaciones, los esposos Julio Reyes Pérez y Neiba Féliz Urbáez, fueron brutalmente asesinados por tres haitianos quienes cruzaron la frontera luego de cometer el hecho y aunque uno de ellos fue detenido en Haití, los demás están prófugos.
Actualmente se está a la espera que las autoridades del vecino país entreguen al apresado y capturen a los restantes mientras que los munícipes reclaman que Haití devuelva a los imputados y nuestro Estado, que inexplicablemente no tiene tratado de extradición con Haití, actualmente diligencia diplomática y judicialmente en ese sentido.
Pero guste o no, lo acaecido en Pedernales no deja de ser el resultado del descontrol fronterizo que históricamente hemos tenido. Una permisividad de presencia y asentamientos, casi siempre ilegales, donde los inmigrantes no solamente encuentran trabajo y albergue, sino que tampoco hay registros documentales (ni allá ni de aquí) para ninguna de esas personas.
Y es que aparte de inversión y dignificación para que los dominicanos vivan adecuadamente y no se vean forzados a emigrar, la fronteriza, por ser una zona estratégica, necesita del mayor control. Esquemas restrictivos, migratorios y de inteligencia donde la palabra mucho resulte poco; la tolerancia debe ser cero para todo aquel que se desplace sin papeles en la frontera.