Innovación y salud
El sector salud está ávido de nuevas ideas y acciones distintas, que le permitan elevar sus niveles de eficiencia a la hora de prestar el necesario servicio que requiere la población. En años recientes, la revolución en el área de la tecnología ha hecho una gran promesa a la salud pública: disminuir los costos, mejorar los tiempos de respuesta y fortalecer la salud preventiva.
Esta promesa viene acompañada de la posibilidad de curar enfermedades que hasta ahora han eludido al genio humano, gracias a una sinergia entre máquinas y humanos, que transformará para siempre la ciencia de la salud. Sin embargo, la República Dominicana se queda rezagada a la hora de implementar tecnología en el sector salud. La razón es conocida por los actores públicos y privados: la baja, y a veces nula, inversión en innovación, desarrollo e investigación (el famoso I+D+i), que a decir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), no forman parte de las “prioridades de la política de salud”, por ende, son parte de las razones que explican la debilidad institucional del sector salud.
En la innovación y la tecnología es que podremos encontrar respuesta a los principales retos que enfrenta el sector salud. Por ejemplo, en lo relacionado a la salud preventiva en países como el nuestro, apenas entre un 30 y un 40 por ciento de la población está al día en medidas preventivas de salud, mientras que en un país OCDE, ese porcentaje se eleva a un 80 por ciento.
Estudios que han realizado organismos multilaterales apuntan que esta diferencia en la inversión es clave para comprender una parte esencial de las carencias institucionales del sector.
Algunos apuntan a que los grandes espacios para la innovación en salud se encuentran en “estrategias integradas para promover estilos de vida saludable, en la mejora de la organización y gestión de los servicios para asegurar la continuidad de la atención entre los niveles del sistema de salud, y en desarrollar nuevas plataformas para la entrega efectiva de tecnologías de probada costo-efectividad, además de promover mecanismos de pago de los proveedores que premien la calidad”.
Adoptar un enfoque de ese tipo para la República Dominicana, requiere de importantes inversiones en infraestructura y de cambios normativos y de regulación. Pero lo que más requiere es una transformación sustancial de la cultura organizacional del sector.
Un paso esencial para este cambio de mentalidad, tanto en los prestadores del servicio como en los receptores, es el enfoque hacia la atención primaria. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publicó un estudio sobre 7 países de la región, donde estima de forma conservadora que se podrían evitar más del 20% de las hospitalizaciones con una buena atención primaria, lo que equivale a un ahorro anual de varios miles de millones de dólares.
La innovación en salud debe enfocarse hacia esa parte de la atención, para fomentar una cultura de prevención y diagnóstico oportuno, que alivie las presiones que recibe el sistema de salud. Las políticas públicas pueden hacer mucho en ese sentido, pero lo más importante inicia en la investigación, el desarrollo y el fomento a la innovación.