TECLAZOS

Alguien nos debe una disculpa por el nombramiento de Van Troy Suazo

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Juan Eduardo ThomasSanto Domingo

Van Troy Suazo fue nombrado como viceministro de la Juventud aun cuando guarda prisión en la cárcel pública de Baní por violencia de género. La noticia fue tan escandalosa que el designado solo permaneció trece horas con la designación, ante la alarma de la sociedad.

Su nombramiento llegó la noche del lunes, su destitución la mañana del martes. Nadie, hasta ahora, le ha explicado al país cómo un tipo preso por violencia machista pudo llegar a ser considerado para una posición pública de tanta importancia.

Ese martes de la destitución el presidente Danilo Medina tomó juramento a otros designados. El mandatario, ante las tantas preguntas de los reporteros, solo atinó a decir “yo no lo sabía”. Como si eso fuese justificación o explicación perfecta de cómo llegó a ser viceministro de Juventud un hombre con medida de coerción por haber golpeado su esposa.

Lo peor es que eso es todo lo que dice el Presidente sobre el caso. Tiró su frase y se marchó, como si la sociedad tiene que sentirse satisfecha con tan escueta e informal respuesta.

El miércoles el ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, que previamente había adelantado que venían decretos, dijo que situaciones como las de Van Troy no debían suceder y que los asesores del mandatario tendrían más cuidado.

Nada más.

Yo insisto, alguien nos debe una disculpa. Y luego, una explicación.