TECLAZOS

Defina una estrategia y sea fiel a ella, por favor

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Juan Eduardo ThomasEditor en Jefe

Los medios de comunicación, esos aparatos informativos que conducen nuestras agendas y nos deben ayudar a tomar las mejores decisiones y a conocer cómo camina la sociedad en la que vivimos, son antes que nada empresas. Forman parte de emporios, en ocasiones y en consecuencia deben definir una estrategia de actuación y, por favor, lo pido encarecidamente, ser fiel a ella.

La estrategia se define en base a la oportunidad, quizá vacío, que tenga el mercado. Y, además, tras un estudio sincero y amplio del mercado en el que se desarrolla la empresa. Debe mirar aquello de las fortalezas y debilidades de los contrarios y por igual debe ser lo suficientemente madura para reconocer las propias.

Debe definir su estrategia para entrar al juego, o para seguir siendo parte de éste. Claro, que esas ideas generales de actuación de forma y fondo responden a la naturaleza del negocio, de la empresa que representamos. No se trata aquí de productos pero sí de informaciones públicas, de un bien público que debe servir para contar y contextualizar la vida de una sociedad.

A principio de este texto hice una aclaración sobre la periodicidad de las actualizaciones y zanjé temprano que no le veo como prioridad, como condición única e innegociable de un medio informativo. Esa idea, en realidad, de actualizar por minutos, casi por segundos, puede responder a la perfección a una estrategia de acercamiento al público y de diferenciación, para desmarcarse de la competencia.

Cada medio informativo debe definir y encontrar eso que le hace diferente de las demás opciones y debe intentar potenciarlo. Por lo regular esas respuestas llegan de los lectores o televidentes, del usuario del producto informativo y, claro, ya explicado más arriba, de sentarse a estudiar nuestra propia empresa.

Cuando usted decide ser un medio local, por ejemplo, está definiendo una estrategia, probablemente la más importante y una de las primeras que tome.

En los ambientes periodísticos está casi vedado hablar del concepto de empresa porque se entiende la función periodística como la administración sagrada de la información pública, que interesa todos. Yo creo que no se debe temer, siempre y cuando los conceptos estén bien definidos. Los medios, antes que todo, son empresas, y como tales deben responder a estudios de mercado y a la aplicación de estrategias para su mejoría constante.

Puede que la estrategia de un medio de comunicación en su oferta en línea esté basada en inmediatez de los hechos. O que, por el contrario, apueste por una colocación a lectoría de profundidad y calidad, sopesada, enriquecida con imágenes e infografías interactivas. O quizá intentar un hibrido, la subida al instante de algún hecho pero con el compromiso de ampliarlo y enriquecerlo junto a la evolución de la historia. En República Dominicana estamos lejos de la tercera opción por la falta de personal, porque la corta nomina que existe se concentra en la búsqueda de información y cuando la tiene y actualiza el portal tiene siempre por encomienda la búsqueda de una nueva.

No hay aquí respuestas malas o buenas, son solo estrategias, rasgos distintivos de cada medio de comunicación. La estrategia que has montado para llamar lectores. Puede que a uno se le dé bien hacerlo de una forma, puede que al otro no. Lo que se tiene que tener claro es cuál es esa estrategia y que todo el personal la conozca y vaya tras de ella.

Otro de los problemas en el país es que, al no tener una línea de acción definida, se pretende jugar a todas las estrategias posibles. Y así no se puede. Bueno, algunos medios dominicanos han demostrado que lo intentan, aunque lo hagan todo mal.

Es importante para diseñar y acordar la estrategia ser conscientes de nuestro lugar en el mercado. ¿Lideramos o no? ¿Pretendemos hacerlo o solo queremos consolidarnos? La respuesta a estas preguntas debe producirse en el análisis previo que involucra el sector.

En teorías de las empresas en mercado se conoce y reconoce a Stackelberg, un economista alemán que desarrolló ideas sobre el comportamiento de una empresa líder de mercado y una secundaria, a la que el autor denomina como seguidor.

Su tesis es que en los mercados hay una empresa líder que da los pasos hacia delante, buscando nuevos mercados, invirtiendo en tecnologías, en innovación y en la mejora de sus canales de distribución, dedicada a la investigación para mejorar sus productos a venta. Y describe al seguidor como aquel que espera los avances de quien lidera el mercado para copiarle, sin arriesgar y mejorando practicas ya usadas por el líder.

Me gusta introducir estas ideas acá para entonces plantear que en las empresas periodísticas puede suceder lo mismo.

Y ojo, no está mal que estas cosas sucedan, solo que lo ideal es que cada quien conozca su posición en el mercado y entonces actúe en consecuencia.

Cuando un medio de comunicación reconoce como característica de su oferta la necesidad de desmarcarse de sus competidores, de una forma o de otra, está intentado poner en ojos de su público un material novedoso, que le distingue del resto.

Cuando, de la misma forma, da pasos en territorios antes no explorados, no tocados por desconocimiento o falta de preparación, está invirtiendo en mejorar su producto informativo, lo hace porque cree es la mejor forma de fidelizar a una audiencia.

Atiéndase que hemos partido de condiciones naturales de medios informativos, este análisis camina dando por entendido que como medio de comunicación informativo vela por la veracidad de sus publicaciones, por la entereza del equipo que informa y porque respeta las normas más simples y elementales de sentido común y derechos humanos.

La posición de secundario, de seguidor, en un mercado suele responder a una condición algo especial: la empresa no cuenta con los recursos económicos para invertir en innovación o exploración de nuevos mercados, de mejorar las formas y la calidad con la que se llega a la audiencia.

El mercado periodístico nacional tiene ejemplos en abundancia: los portales digitales creados por periodistas con la intención de independizarse de los medios tradicionales, que como alimentación directa tienen a los refritos y al copiar y pegar como fuente de información. Este tipo de proyectos tiende a fracasar por una cosa elemental: no se tendrá audiencia si se brinda el mismo contenido que el público puede encontrar en otros medios, ya establecidos y con una marca de credibilidad de la que carecen los nuevos.

Un error puede ser ese, el de copiar y pegar, el de tener como fuente de información las historias publicadas por los demás medios. Otro podría ser la idea vaga de creer que se puede crear un medio de comunicación informativo, para informar 24 horas los siete días de la semana, y que para este bastará una persona. “Fail”.

Un medio que sea consciente de su deficiencia en competir en cantidad debe intentar solucionarlo con alianzas de colegas o de proyectos, fusiones, para luego pretender satisfacer unas determinadas necesidades informativas a través de nuevos contenidos que se potencialicen en las nuevas tecnologías.

Debería pensar en especializarse, pienso yo, y en crear grandes redes con material exclusivo, que el lector no pueda encontrar con facilidad en otro lugar.