PANCARTA

Rafael Cantisano Arias, un ser social y gestor cultural

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Raúl Pérez Peña (BACHO)Santo Domingo

Es imposible plasmar en un artículo periodístico las cualidades humanas, sociales y ciudadanas que distinguieron al doctor Rafael Cantisano Arias.

Decir “misión cumplida” también es quedarse corto para describir lo mucho que hizo en distintas esferas, y todo lo que anhelaba emprender y culminar.

La vida nonagenaria de Rafael Cantisano Arias lo consagra como auténtico “médico de la familia”, algo que sabe quien escribe desde que él vivió mi casa materna en El Mamey, Los Hidalgos, cursando su pasantía antes de su matrimonio con la educadora Teresita Rojas. La pareja pasó a residir a otra pequeña casa de nuestra familia.

Bajo las precariedades de salud que perfilaban sus postrimerías de vida, le prometí continuar mis visitas “porque a mí me gusta mucho hablar con usted”.

Su universo de vida y sus conocimientos de la cultura del nacido y criado en zonas rurales convirtieron al Dr. Cantisano en una enciclopedia viviente del habla y expresiones propias de la cotidianidad campesina.

Me quedaría en pañales si finalizo o me limito a la diversidad temática que auscultó como un apasionado cultural.

Cantisano Arias ejerció la medicina siempre con un perfil social, sin la brújula lucrativa, convirtiéndose en un gestor cultural importante del país.

Dedicado al fomento de la cultura rural del Cibao, fue alma y animador durante años, de legendarios festivales de música campesina en La Isabela, a los que asistían Fradique Lizardo y otros maestros folcloristas.

Allí se levantó el Museo Precolombino con las huellas de sus esfuerzos.

Rafael Cantisano Arias, historiador y pensador de la medicina social dominicana, legó varias obras relevantes de su autoría.

Esa trayectoria fue reconocida por instituciones como el Colegio Médico Dominicano y el Centro León. Allí reposan sus archivos personales en el Fondo de Cultura Popular Dominicana “Rafael Cantisano Arias”, un verdadero tesoro de la cultura dominicana y caribeña.

Me honra mucho haberme sentido tan cerca del doctor Cantisano, que gozaba escuchar sus expresiones “de puro campo”, mientras yo asechaba el momento oportuno para “tirarle” otra.

Rafael Cantisano Arias, trató a mi familia como su familia y siempre fue para nosotros ejemplo de humildad, trabajo, honestidad y servicio desinteresado.

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