TECLAZOS
Los medios y sus redes, nuevas plataformas
La idea base, u objetivo principal, de cualquier medio de comunicación es informar a un determinado público sobre historias o hechos relevantes. Se da por sentado que buscan la mayor cantidad de público posible. Las redes sociales permiten, como herramientas informativas, llegar a nuevos públicos, o por otra vía enganchar a gente que confía en tu trabajo por experiencia previa en otro formato.
Puede un medio definir a las redes sociales como el paso para atraer lectores a su portal en internet. O podría suceder que decida solo informar a través de ellas. Y diseñar planes para que en la redacción de sus posts se incentive el clickeo de los lectores. Incluso puede concebírseles como plataformas para informar, cobrando importancia solo los niveles de influencia que se puedan crear a partir de ellas.
Lo importante aquí es que cual fuere que sea la idea central de ese trabajo esté sustentada, bien pensada, y sea de conocimiento de quienes allí laboren. Los objetivos de una empresa de comunicación, y ya aquí podemos salir de la exclusividad de las plataformas en línea, deben estar a mano de sus empleados, deben conocerse para saber cómo se gestiona una crisis, por ejemplo.
Admito que siempre me ha parecido chistoso visitar un medio de comunicación, su sala de redaccion, y encontrar colgados de la pared sus temas de visión, misión y valores. Me río en realidad, y mucho. Porque los valores y la misión de las empresas de comunicación, máxime si es informativa, suelen ser los mismos. Todos pretenden ser los referentes, los líderes de opinión e información.
Pareciera que los departamentos de recursos humanos se empeñan en repetírselo cada día a los redactores con sus pancartas en la pared. El chiste a mí me viene porque no soy capaz de recordar la misión, los valores y objetivos de mi empresa. No porque sea tonto, aunque a lo mejor hay algo de eso, sino sencillamente porque son temas fundamentales, capaces de repetirse en cada empresa. Quizá alterando el orden, o cambiando las oraciones que lo componen. Y porque puede que la realidad le lleve a ser segundo y no el primero, y que usted no pretenda, incluso, ser primero.
Pero pregúntele a un periodista si ha visto en algún lugar, o leído, las metas de su plataforma en la Web. De la tirada en papel o los niveles de audiencia. Estos datos, o estrategias para llegar a ellos, son de los secretos mejor guardados. Yo creo que no debe ser así. Un humilde y simple redactor tiene todo el derecho, e incluso la necesidad, de saber para qué está trabajando. Y luego debe saber si el equipo lo ha logrado o ha fallado en el intento. Si lo ha logrado o fallado en el intento, insisto en ello. Hay que sociabilizar las metas y estrategias. Hay que explicar los procesos. Los datos de tirada y audiencia no deben ser secretos, deben ser de dominio del equipo.
Ya luego la elección de en cuáles redes se debe estar parte, primero, de las que mayor penetración tengan en la sociedad y grupos de personas a las que se pretende dirigir el medio, pero también se debe tener en cuenta a nuevas plataformas que surjan, analizándose sus características para entender cómo se debe informar a través de ellas.
Lo ideal es que el personal que en ellas trabaje se especialice en esas áreas, las conozca, y se distribuya para su labor las horas del día a fin de tener una cobertura continua durante toda una jornada informativa.
La presencia en redes sociales, como las actualizaciones en la plataforma en línea, no responden a horarios de oficina. La razón es simple: los usuarios de estas redes están presentes en ellas siempre, incluso más cuando el horario de oficina ha acabado, porque tienen más tiempo de ocio y libertad para navegar por ellas. Los medios dominicanos han fallado al creer que la audiencia responde a los horarios del medio, que se maneja como empresa tradicional con sus horarios de oficina. No es así.
Lo prudente es tener a ese personal con facilidad para cubrir la mayor cantidad de horas posibles, eso sí, dedicados por exclusivo a su alimentación y actualización constante. No sirve lo de asignar estas funciones a cualquier empleado o a uno que ya tiene sus obligaciones y debe atenderlas. No.
Lo primero es entender su importancia, valía, para luego seguir adelante. Entender su importancia sirve para no descuidarlas, para especializar al personal y también para aprovecharlas, y utilizar todas sus ventajas para mejorar el trabajo de todo el equipo. Si usted no las entiende, o no cree en ellas, entonces no tiene por qué estar en ellas.
Las ventajas se aprecian con la especialización, con el conocimiento que da el uso diario. Sirve aquí pedir, nueva vez, por la necesidad de cambiar la mentalidad de acción y de gestión para ver esas posibilidades. Quien no entiende solo ve en las redes sociales un lugar para postear noticias y no aprecia que ellas sirven informaciones vitales para el trabajo diario, como también aportan las mediciones del público que nos lee.
Los números hablan, cuentan los hábitos de nuestros lectores. Dicen las horas en las que suelen entrar con mayor frecuencia, “cuando duermen”, o se ausentan, y en qué momento regresan por informaciones.
Son capaces las mediciones, y una buena analítica de ellas, de decirnos cuáles son las mejores horas para postear, o la mejor de las maneras para hacerlo, protegiendo y mejorando los textos, los enlaces e imágenes que utilizamos.
Pero de ellas se puede conocer la influencia que han tenidos nuestras publicaciones, revelándonos gustos y preferencias de lectura, tan importantes para la planificación de nuevas historias y enfoques de nuestras informaciones, e incluso para ver todo lo opuesto: qué temas no le interesan a quienes nos leen en redes sociales, que no necesariamente quiere decir que no le guste a nuestro público primario, es decir, al que nos sigue en nuestra plataforma originaria.
Sirven, pues, para encauzar el trabajo periodístico que hacemos cada día, para mejorarlo y para encontrar nuevas y mejores historias para enriquecerlo.