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El camino hacia las elecciones del 2020

El recurrente fenómeno de la campaña política a destiempo ha vuelto a manifestarse con gran euforia en República Dominicana. En esta ocasión faltando tres años para las elecciones presidenciales, congresionales y municipales del 2020, donde se presentarán novedosos atractivos en el mundo político y electoral.

Como principal tema de debate ha vuelto a colocarse sobre la mesa la reelección presidencial. El país recuerda que el artículo 124 de la Constitución del 2010 planteaba que el presidente de la República sería elegido cada cuatro años por voto directo y no podía ser electo para el período constitucional siguiente.

Pero tiene más fresco en la memoria los episodios que vivieron los dominicanos cuando en junio de 2015 el Congreso Nacional aprobó a una velocidad meteórica la Ley 24-15 que declaraba la necesidad de la Asamblea Revisora para reformar el famoso artículo 124, introducir un transitorio nuevo y restaurar la reelección, permitiendo que el presidente Danilo Medina se repostulara.

El nuevo texto del artículo 124 estableció: “…El Presidente de la República podrá optar por un segundo mandato consecutivo, no pudiendo postularse jamás al mismo cargo ni al de vicepresidente de la República”.

Mientras que el artículo transitorio precisó: “En el caso, de que el Presidente de la República, correspondiente al período constitucional 2012-2016, sea candidato al mismo cargo, para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro ni a la vicepresidencia de la República”.

O lo que es lo mismo, para el presidente Medina aspirar a otra reelección el Congreso Nacional tendría que embarcarse en una nueva modificación de la Constitución de la República.

Otra novedad será que las elecciones presidenciales, congresionales, municipales y demás funcionarios o representantes electivos se celebrarán de modo separado e independiente. Las presidenciales, legislativas y de parlamentarios de organismos internacionales, el tercer domingo de mayo, y las municipales, el tercer domingo de febrero. Esto ha comenzado a generar preocupación.

También se tiene previsto que para 2020 el sistema político y electoral dominicano dispondrá de una legislación moderna para normar la vida de los partidos y agrupaciones políticas. Así como la vigencia de otra que abarcará todo lo referente al régimen de modificación de la Ley Electoral 275-97. Ambas iniciativas bajo estudio del Congreso Nacional, cuyos líderes aseguran que serán aprobadas antes de que concluya este año.

Las organizaciones partidarias han comenzado a convulsionar internamente, ora por las aspiraciones presidenciales, ora por los procesos organizativos, ora por asomos de divisiones o por factores externos como el caso Odebrecht y la Marcha Verde.

Donde mayor expectativa genera desde ya el 2020 es sin dudas en el gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que para entonces tendrá una experiencia de 20 años en el gobierno y la consolidación de dos liderazgos encarnados en el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández, cuyos seguidores no ceden un ápice para disputar la hegemonía de las dos únicas figuras que en ese período han sido sus candidatos y presidentes de la República.

Esta condición especial advierte el surgimiento de una corriente que cada vez parece ir tomando fuerza, que busca dar paso a nuevos dirigentes que puedan continuar con renovados impulsos las dilatadas ejecutorias gubernamentales de Medina y Fernández.

Mientras en los otros tres partidos mayoritarios las novedades no auguran sorpresas significativas. El Revolucionario Moderno (PRM), el mayor de la oposición, se debate entre el expresidente Hipólito Mejía (76 años de edad) y el excandidato presidencial, Luis Abinader (50 años de edad), con varios relevos calentando a la esperado de lo que pueda suceder en el terreno de juego. En cambio el Revolucionario Dominicano (PRD), aliado del PLD y disminuido por las divisiones, presenta un liderazgo unidireccional con el canciller Miguel Vargas.

Un caso más delicado enfrenta el Reformista Social Cristiano (PRSC), que no encuentra camino para superar sus múltiples escisiones y presenta un escenario deprimente con Federico Antún Batlle en una esquina del cuadrilátero; los legisladores Víctor Bisonó y José Hazim, ocupando otra, y el Consejo Presidencial Reformista, la otra. Un escenario así proyecta una escena similar a la lucha de todos contra todos.