Opinión

MI ATRIL

Salud Preventiva

Desde la declaración de Alma Ata en 1978, donde se trazó la meta de “Salud para Todos en el año 2000”, privilegiando la atención primaria e involucrando a todos los países del mundo, entre ellos República Dominicana, hasta la Ley 87-01 que establece el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS) el tema de la atención primaria y el primer nivel de atención forman parte del vocabulario de todos los actores del sistema.

La base fundamental que sustenta esta estrategia es la promoción y la prevención en salud. Estudios demuestran que prevenir sale mucho más efectivo y genera mayor costo-beneficio que curar.

Pero es en la curación donde descansa la atención de salud de República Dominicana, mostrando claramente sus fallos en hospitales sobrepoblados y una población insatisfecha.

Desde el surgimiento del Sistema de Seguridad Social, hace 16 años, existe el planteamiento del Primer Nivel de Atención, como la puerta de entrada a la atención de salud, pero nada se ha logrado al respecto.

Las sugerencias del chequeo médico rutinario retumban con frecuencia en los oídos de la población, despertando el interés de por lo menos las personas con mayor nivel de conciencia y educación, pero los costos, les restriegan en la cara otra realidad.

En el sector público, las facilidades de atención dirigidas a la salud preventiva aún son muy limitadas, aunque se han ido construyendo e inaugurando centros diagnósticos de primer nivel con capacidad resolutiva (algunos inaugurados y aún cerrados), que permitirán mejor acceso y garantía de un diagnóstico más temprano, mientras la ARS estatal ha establecido la estrategia “Círculos Comunitarios de Salud (CCS)”, para prevenir y brindar tratamiento personalizado a los afiliados del régimen subsidiado identificados con diabetes e hipertensión, estimados hasta el momento en unos 30,000. Entre otras acciones.

Apoyados en la conciencia de prevención que ha ido creciendo en parte de la población, el sector privado, sobre todo los grandes centros de la capital y Santiago, se han implementado Planes Ejecutivos o Preventivos de Salud, donde en apenas horas realizan un mapeo completo que arroja el estado de salud del paciente, logrando detectar y tratar a tiempo condiciones delicadas, pero los costos les convierten en privilegios de unos pocos.

En tanto, a nivel particular, un chequeo rutinario anual de un paciente con un especialista, como es el caso del ginecólogo cuando se trata de la salud femenina, representa una importante inversión de bolsillo, independientemente de que tenga seguro médico o no.

Sólo una muestra: el co-pago por consulta supera los 1,000 pesos; el estudio de papanicolau, que no sea el tradicional, cuesta 2,000 pesos; los estudios de imágenes diagnósticas y pruebas clínicas que deben acompañar la evaluación requieren de una inversión en pago de diferencias superiores a los 2,500 pesos y la consulta de regreso al especialista para mostrar los resultados demanda de 1,000 pesos más.

Esos costos pueden aplicarse a cualquier otra especialidad y bajo esas condiciones se hace difícil prevenir.

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