Opinión

No más odio

El tema haitiano, y la invasión que nos venden, tiene aristas que la hacen ver una necesidad humana, lo que ha molestado a otros focos dominicanos, y enardecen las pasiones nacionalistas, debido a las precariedades que también tenemos en República Dominicana.

Si vemos lo que nos han vendido, y me incluyo también entre los desdichados compradores, uno no ve mayor salida que la agresividad, guerra y sangre, para liberarnos de este problema. Lo que no solo es terrible en cuanto a costo económico, sino que no sería una voluntad del pueblo, sino de los grandes grupos que contratan haitianos como mano de obra, y luego les llaman a migración para que se los lleven y no pagarles; como también sería la voluntad de los políticos, que necesitan esa gasolina, para distraer el dolor de las carencias dominicanas generados por la corrupción y la terrible administración de los recursos de nuestro país, los cuales han ido a parar a las manos de novias extranjeras, y viajes a lujosos a vacacionales como Aspen, Colorado, y más.

Luego de una subsecuente reunión con funcionarios del gobierno haitiano, hemos llegado a la conclusión, de lo fácil que sería controlar la migración haitiana con un mínimo de esfuerzo. Sabían ustedes que con menos de lo que se gastó en el plan de regularización pasado, podríamos haber regularizado los haitianos del plan de regularización, y agregar carnets y controles en la frontera, para saber donde están los haitianos, qué tiempo trabajan y cuándo se debe cerrar frontera, para controlar que no más de determinado número de personas vengan a República Dominicana.

También con esto podríamos recaudar impuestos de los pagos a estos empleados, y así percibir impuestos directos e indirectos, y a la vez, determinar más acertadamente los costos de obras de infraestructura, y poder vender viviendas y construcciones del gobierno a mucho menor costo, bueno para el país y bueno para el futuro dominicano. Solo falta voluntad.

Como muchos saben he sido asesor en inteligencia y controles de investigación, tanto como público y militar, como privado empresarial. Por lo antes dicho, estoy planteando una solución al gobierno haitiano y dominicano, que puede hacer más viable que todo lo que les he explicado anteriormente, y más extenso, incluso para que los haitianos puedan trazar un plan de control de natalidad, a los haitianos que viven en República Dominicana, para que el crecimiento poblacional no desmedre plenamente el sistema político-económico de nuestras dos naciones, en un período menor de 10 años. Este es el plan que va a salvar la vida de las dos naciones, evitará guerra, y traerá estabilidad económica en el aspecto migratorio, pudiendo entonces aplicarse más efectivamente una política migratoria adecuada.

“No debes quejarte de la nieve en el tejado de tu vecino cuando también cubre el umbral de tu casa”

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