Opinión

VIVENCIAS

Relación sustentada en el miedo

Juan Francisco Puello HerreraSanto Domingo

Es frecuente encontrar en algunas relaciones personales en las que la llama que las mantiene vivas es el miedo que siente una de las partes de aquella que es capaz de todo para provocar un infierno de esta relación.

Una frase de Cicerón que aparece en su obra filosófica sobre los deberes o de oficios, resume lo anterior, al decir que el “miedo es mal guardián de lo duradero; por el contrario, el bienquerer es fiel custodio de la permanencia de las cosas”. Una supuesta amistad que depende para su permanencia del temor que siente de ser descubierto en sus yerros o de una intimidad en los negocios que no termina atendiendo a la capacidad de perversión de uno de sus integrantes, constituyen ambos casos una desnaturalización del sentido de entrega sincera que debe primar en una re- lación. La inseguridad que se experimenta al compartir con gente capaz de sembrar la semilla del terror en una relación personal no tiene otra explicación que la de un sujeto que solo busca brillar por sus propios medios, sacrificando lo más preciado que tiene el ser humano que es su libertad de conducir su vida como quiere y no dependiendo de la voluntad de otro.

Es fuente de infelicidad cuando alguien se hace presa del temor, sin importar de donde venga. Por esto, siempre se ha de conservar un sentimiento permanente de seguridad ante lo imprevisto. Hay que tener el valor para enfrentar a la casta que infunde temor porque jamás podrá con aquel que lleva una vida digna y sin apuros levantiscos de ambición.

Un proverbio catalán dice que del mal que uno teme, de ese muere. Es cierto, ya que el miedo existe cuando no se sabe enfrentar la causa que lo produce. Desde esa perspectiva, la cobardía encuentra su espacio ya que esta siempre encuentra una excusa para no enfrentar al indecoroso que utiliza el arma del terror para amedrentar al servil que por miedo no se atreve a tomar la decisión de separarse de aquel que solo trae inseguridad.

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