FUERA DE CÁMARA

¿Quién se alarma?

No hay razón para alarmarse con el desatino reiterado de la sedición opositora reclamando la renuncia del Presidente Danilo Medina porque la intención desde el primer momento es entrar al Palacio Nacional de madrugada y por la puerta del patio, como tantas veces ha sucedido en la fatídica historia política dominicana. He dicho muchas veces que en su delirio de poder el liderazgo agazapado de la llamada Marcha Verde -que es donde tienen origen los planes macabros de atentar contra la democracia y el orden constitucional-, ha diseñado la estrategia de soliviantar primero las calles reclamando “el fin de la corrupción y la impunidad” y luego presionar en instancias sociales y económicas para hacer saltar a Danilo del poder. Tampoco hay nada nuevo sobre su financiamiento y se conocen los grupos de poder que tienen detrás, tanto locales como extranjeros. Menos aún se ignora la disidencia del liderazgo partidario tradicional confabulado con ese propósito perverso...

... Sus actos contra la democracia están fiscalizados y sus planes son conocidos hasta el último detalle por quienes tienen que conocerlo. Eso es lo que explica que más de 24 horas antes de producirse la solicitud de renuncia del Presidente, las principales instancias del poder estaban al tanto de que se daría esa ocurrencia. Tuve conocimiento en la tarde del pasado viernes, y a última hora de ese día agregué el siguiente comentario a la columna que se publicó el sábado: “En esos cambios que se evidencian en la retórica de las izquierdas y en actores ladinos agazapados detrás de la sociedad civil, cabe perfectamente la invocación norteamericana para impulsar políticas que, saben ellos bien, son inaceptables en todos los estados de la Unión...” Obviamente, me refería a la solicitud de renuncia del Presidente, a esa locura incalificable.

... Los tontos útiles Aparecen de tontos útiles varios intelectuales dando la cara como borregos para solicitar la renuncia del Presidente Medina argumentando complicidad suya en el caso de Odebrecht. Se trata, obviamente, de testaferros de la palabra que nunca han hecho ningún aporte significativo a la sociedad dominicana fuera de una imagen estrafalaria en la que sobresale sobre todo el mal gusto en el vestir y la escasa inclinación por el aseo personal.

La mayoría de ellos han intentado alcanzar posiciones electivas en la política, con resultados ridículos. Otros se quedaron anclados en los años sesenta para vivir del cuento, nunca han bajado el lomo y por lógica natural ignoran las consecuencias que acarrea dedicar tiempo al trabajo creativo. Son “intelectuales” de cafetería que rumian sus frustraciones entre volutas de humo de tabaco y aguardiente de mala clase, y que su escaso valor personal no les permitió en su juventud más que participar en micro mítines vocingleros bajo la protección del “fuero universitario” en aquellas románticas jornadas estudiantiles...

... De mirarse bien esa penosa galería de frustración, se encontrarían rostros del boschismo más incipiente y del balaguerismo más sanguinario.

... La consigna: ¡Pa’la calle! Si esa “intelectualidad” quiere intervenir en política para desplazar al actual gobierno, debería formar un partido político o integrarse a cualquiera de los 26 existentes bajo registro de la JCE, y tirarse a las calles a buscar votos para ganar las elecciones. La idea de la sedición verde es, en cambio, utilizarlos como globo de ensayo en la segunda fase de la campaña de acoso y derribo contra el gobierno. Lo próximo que se verá en las calles serán los mítines de repudio contra Danilo y las exigencias para que renuncie y se establezca una presidencial provisional que convoque en seis meses a elecciones generales. Lo peor es que esa aventura loca tiene apoyo foráneo y le sobran recursos económicos. ¡Es obvio que olvidaron el 65!

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