Opinión

De presiones y prisiones

Los más recientes acontecimientos jurídico-político- sociales, que han sacudido al país, son una oportunidad para que la sociedad dominicana siga profundizando en lo que significa el fortalecimiento de las Instituciones, base del sistema democrático.

Estamos frente a una coyuntura crítica que puede ser al mismo tiempo la oportunidad para corregir las cosas que aun son tareas no terminadas.

Muchos no aprecian la trascendencia de lo que está ocurriendo, y quizás tienen razón ante tantos desengaños.

Otros están desconcertados porque apostaban, y apuestan al caos.

Cuando se avanza en la dirección de validar el funcionamiento de la justicia, dicen que no hay merito alguno para las actuales autoridades, porque lo que ha acontecido fue una especie de imposición externa, que no podíamos eludir.

No comparto este enfoque.

Se iguala lo que hoy ocurre, en cuanto a poner al Ministerio Publico en acción contra personas de alto calibre, con el Caso Baninter. Para muchos los hechos actuales y lo de Baninter tienen de común, entre otras cosas, que fue la presión internacional, principalmente de los Estados Unidos, la que permitió el juicio y condena de los implicados en el fraude bancario.

Eso es una media verdad.

Si la clase política gobernante local, dígase Hipólito Mejía, caso Baninter, o Danilo Medina, caso Odebrecht, decide no permitir que la justicia actuara, los Estados Unidos y los países europeos, tendrían que aceptar que somos “un país independiente”, que no permitiría que se violara la soberanía de la nación. Muchos actores del sistema harían coro al argumento aunque desafinara.

Es más, hay casos conocidos de sobornos para compras multimillonarias en diferentes renglones, en la que los Estados Unidos alega se ha perjudicado, presionando hasta el tope para que la justicia actúe. En el periodo de la Guerra Fría los Estados Unidos tenían ´´licencia para matar´´, pero hoy la realidad es otra y por ello la respuesta a la Embajada no ha sido más que ´´allante y movimiento ´´.

El común denominador del caso Baninter y el caso de Odebrecht, ha Sido la voluntad política del poderoso Poder Ejecutivo, lamentablemente el único poder real de las democracias latinoamericanas. Si el Poder Ejecutivo, que hoy representa Danilo Medina no hubiese tomado la decisión de que actuara la Justicia, ¨caiga quien caiga¨, no es cierto que los Brasileños tendrían el poder de imponernos ninguna sanción, directa o indirecta, tampoco así las concurridas marchas verdes.

Si dejamos las mezquindades o la miopía política a un lado, podríamos ver que Danilo Medina ha sido coherente en un conjunto de decisiones estratégicas, que son parte importante de la agenda social. Esto es lo que explica la alta aceptación que las encuestas le otorgan a Medina, incluso en las filas Clorofílicas.

Esas políticas son las que simultáneamente lo han colocado de frente con sectores conservadores, depredadores y ultraconservadores de la sociedad dominicana.

No voy a profundizar en esos temas, son públicos y reiterativos.

Lo que sí quiero decir es que aprovechemos la oportunidad que nos está dando la historia para impulsar y fortalecer las instituciones Inclusivas de las que nos hablan Daron Acemoglu y James Robinson, en su magistral obra ´´Por Que Fracasan Los Países¨.

Sin ánimo vengativo de retaliación con nadie debemos reforzar el papel Institucional en sus diversas estructuras, para que se apliquen los códigos y se haga justicia. Hacer justicia quiere decir sancionar al que delinque y descargar al que es inocente.

Momentos como los que estamos viviendo no se dan todos los días y en algunos casos no se dan nunca.

Emulemos a Juan Pablo Duarte cuando dijo ´´Aprovechemos el tiempo´´, y este tiempo parece ser uno de esos tiempos que se deben aprovechar.

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