FIGURAS DE ESTE MUNDO

La Palabra es como una lámpara

El evangelio de Cristo nunca estuvo destinado solamente al reducido grupo de sus discípulos. Estos fueron comisionados por Él a anunciar Su palabra sobre el reino de Dios al mundo entero. La semilla sembrada, oculta bajo la tierra, al final da su fruto y se hace visible. “¿Acaso se trae una lámpara para ponerla bajo un cajón o debajo de la cama? -pregunta el Maestro- No, una lámpara se pone en alto, para que alumbre”. Al comparar la palabra con una lámpara encendida, Jesús indica que el mensaje debe ser visible e iluminar a todos los que moran en oscuridad.

“De la misma manera -prosigue-, no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a ponerse en claro”. La verdad del reino de los cielos no puede mantenerse en secreto. Aunque Satanás, las tentaciones del mundo o la persecución intentan ocultar la palabra y sus efectos, la luz prevalece y resplandece en las tinieblas.

También les dijo: “Fíjense en lo que oyen. Con la misma medida con que ustedes midan, Dios los medirá a ustedes; y les dará todavía más”. La medida de nuestra atención a la palabra será compensada con igual comprensión. Quien haya aprendido una verdad bíblica y la aplique diligentemente recibirá más verdades que poner en práctica con fidelidad.

“Pues al que tiene -concluye el Señor- se le dará más; pero al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará”. Cuanto más se busca a Dios, más abundante gracia se recibe; cuanto más se oye Su palabra, más generosamente dará Dios de su favor. (Ver Marcos 4:21-25).

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